Bueno, corría el año de 1985, (risas) más o menos para esa época hacía música, tenía una banda en ese momento y por casualidad estaban buscando gente joven para una serie que se realizaría, la cual fue muy exitosa, ya que llego a convertirse en un largometraje a nivel nacional e internacional, llego a participar en el Festival de Canes; y entre tanto y tanto acompañando a un amigo quien iba a los ensayos de esta serie, termine por convertirme en el protagonista de la misma, siendo este el primer encuentro con las cámaras, luego de eso continúe trabajando como auxiliar de cámaras y sonido y técnico en la parte de producción. Un año y medio después me fui a Bogotá, allí tuve los primeros trabajos como actor de televisión y paralelamente estudiaba. Para 1990 tuve el primer protagónico de una serie muy exitosa, «Cuando quiero llorar no lloro» escrita por un venezolano. A partir de ahí fue una carrera en orden ascendente hasta el sol de hoy.
Hablando sobre «Los Victorinos», Victorino Moya un muchacho de estrato uno, fue un personaje que dio mucho de qué hablar, cuéntanos sobre la preparación del personaje en esa época, la realización del producto porque con un ambiente realista?
Bueno, Yo de hecho no quería hacer esa serie, porque mis últimos trabajos se desarrollaban en el mundo de los malandros, lo que implica de cierta forma que uno quedara en el mismo tema, y eso es entrar en una zona de estancamiento, pero para ese momento debía muchos meses de arriendo, y lo uno mato lo otro; creo que mi sagacidad para lograr convertir ese personaje en una especie icono o ídolo, radico en que todo lo trabaje desde un esquema actoral y con una escuela, que me permitió saber en dónde podía encontrar las emociones del público, como puede afectar mi actuación a la mente de un público y de alguna manera empecé a buscar cuales eran las causales de emoción dentro del espectador, descubrí que el hecho que el personaje sea un asesino, un criminal y una persona que está por fuera de la sociedad, puede tener sentimientos de amor, porque al demostrar ternura, amor y la cercanía, eso era lo que iba a convencer al público que su actitud y acciones tenían un porqué y fundamento, por ello el podía ser emotivo y afectivo. Fue cuando decidí hacer como dice Joaquín Sabina «… en ocasiones el asesino sabe más de amor que el poeta…», comencé a construir un personaje que fuera de ser un adulto que se había conservado como Peter Pan en alma de niño, dándole la vuelta para envolverlo para que pareciera un zorro de terciopelo, para que la audiencia no lo censurar o criticara de una manera despreciable.
Usted como director de novelas, es totalmente diferente la parte de producción a la parte estética, los personajes de esta nueva versión de «Los Victorinos». Como director hacer un buen trabajo, es complicado cuando la empresa con la que trabaja le pone límites para que cree personajes bonitos para que el público lo acepte mejor?
Hay que partir de una idea, en cuanto a la realización de esta nueva versión porque la primera fue hace 20 años y si me manejo por cómo se crearon en ese momento puedo encontrar dificultades, no solamente como director sino a nivel personal. Telemundo como canal tiene una estética y yo debo respetarla, pero intentando que los personajes se parezcan a lo que yo quiero como autonomía de director. Yo construí esta versión olvidándome de que yo fui quien participo en la primera, que conocía la historia, porque hay momentos en los que es difícil intentar transmitirle a un actor la manera como yo maneje al personaje de Victorino Moya al Victorino Mora que es el de hoy día, porque Mauricio tiene otra escuela, es por tanto que ahí radica la diferencia de crear lo que uno tiene como idea a la realidad de cada personaje, ya que uno guía al actor para crear el ideal. La producción anterior era mucho mas nice, y al ver lo primeros 40 capítulos te encuentras con una producción bien realizada y unas actuaciones que no son comunes en la telenovelas que se hacen en Telemundo, son actuaciones un poco más cercanas no iguales pero parecidas al neorrealismo.
Un actor que tiene una trayectoria pasa a dirigir, encontrarse con una metodología totalmente distinta a la que ve cuando actúa, como hace con el manejo de actores, las técnicas de dirección ¿Cuéntenos de ese mundo paralelo a la actuación?
Yo tengo una gran ventaja, y es que paralelo a la actuación siempre he tenido otras inquietudes que me ayudan una barbaridad no solamente como director sino como actor, y el conocimiento por fuera de la maquinaria de la televisión, solo se consigue con años de preparación y formación. Cuando decido dirigir, entro en una etapa de preparación a nivel intelectual y experimental, es cuando empiezo a preparar mi primera película en 35 mm, con una historia e idea original mía, busque a un guionista, porque desconozco como se trabaja un guion, es en donde aprendo lo que nose pero que se me facilita. En 1998, me fije una meta donde dije -si puedo construir una historia donde más de 50 personas pudiesen creer en ella, y lograr sacar un producto optimo donde no solo yo quede convencido de manera vanidosa, sino también otras personas puedan quedar convencidas de ello- es cuando supe que de ahí en adelante quería dirigir, no es una obsesión sino una constante, porque yo hago comics, por ello es que tengo el concepto de encuadre, historia, de cómo los personajes actúan sobre el papel y de alguna manera es una película, porque tienes un history board, que vas guiando hasta llegar a un desenlace. Dirigir sobre el papel aun cuando no es lo mismo es muy parecido a dirigir sobre las cámaras. Para 2002, ya había recibido varios premios por mis cortometrajes, así como ya había realizado varios trabajos, fue para cuando decidí crear una empresa que se encargara de realizar publicidad, en donde tengo un combo de creativos que realizan el material y se lo ofrecemos a alguien que tenga el producto que nosotros hemos diseñado; es cuando Ramiro comienza a crear comerciales.
Un día decidí irme a buscar trabajo en Caracol Televisión. Fui a buscar al presidente Paulo La Serna y le digo este es mi trabajo, esto es lo que yo sé hacer y me gustaría foguearme en televisión. En la televisión cambia la tecnología, y esta al cambiar uno de aprender, porque yo no vivo en una móvil; es cuando él como presidente me dice que entre como director a la empresa y yo le digo que -yo no quiero entrar como director, que quería ser asistente de dirección, y de ahí en adelante si estoy preparado ustedes lo sabrán y seguramente yo también – Comienzo entonces como asistente de dirección, para los 6 meses era Director asistente, y para los 9 meses obtuve mi primer proyecto, con un tema de farándula, donde había puesta en escena, invitados y el programa se llamaba «La Peluquería», donde cree todo el concepto y trabajo de cámaras. Después en el programa donde yo trabajaba como director asistente, el director decide hacer una reality, y es cuando quedo ascendido a director del programa «Married with Children», que es Casado con Hijos, que era el programa en el que me inicie como asistente de dirección. Y de ahí en adelante paso hacer trabajos en interiores (estudio) a realizar una serie en exteriores, porque no es lo mismo crear en el estudio con decorados todo el tiempo a trabajar en las calles con 2 cámaras.
El público colombiano se vuelto muy exigente en cuanto a las producciones, es distinto al público latino en Estados Unidos. ¿En cuanto a exigencia de audiencia sabemos que las novelas de Telemundo en Miami son muy apetecidas, como director usted tiene que aprender el gusto de los latinos en Estados Unidos para lograr una buena dirección, fluye o es metodología de la empresa?
Es como te lo decía antes, hay que guardar unos parámetros, porque uno no puede entrarle al público latino-estadounidense con una rivalidad colombiana que ellos no conocen porque no lo van a entender.
Es cuando tenemos que encontrar la media, que sería la realidad que ellos conocen y la que nosotros sabemos, con el aporte que uno le puede agregar como realizador; Tiene que ver con la forma en la que se plantean las escenas y como se narran, es donde uno no puede perder el ojo a la calidad, porque si tú ves por ejemplo escenas de «Los Victorinos», puedes encontrar en ella un toque cinematográfico, en cuanto a los planos, puesta en escena, en la parte violenta o actividades de alto impacto, en algunas ocasiones encuentras ciertos matices, no solo ternura sino un humor negro cargado, y es ahí donde coloco mi grano de arena, en exponer la violencia que puede ser fuerte para Telemundo, pero que no rompa con el esquema porque hay que manejar un respeto, ya que no debes agredir a un target en ningún momento, porque si tu entras con un realismo estás haciendo tu historia, y para eso es mejor hacer una película, si hay ciertos parámetros para los cuales uno trabaja. Hay que aprender a no perder la identidad pero si tener claro que uno no puede andar agrediendo al público, porque eso iría en contra de la filosofía de una empresa, y en este caso yo soy Telemundo.
Hablemos de «La otra mirada» es un programa que transmite Caracol, ahí se transmiten cortometrajes, nueva generación de directores, estudiantes de actuación o directores fanáticos del cine. ¿Cómo ve la nueva generación de directores, el nuevo planteamiento, creaciones, ideas?
Yo veo que la llegada del video como cine armo a una cantidad de personas con ideas, y le dio la posibilidad de contar las historias a su manera. Es cuando uno encuentra trabajos de mala calidad, o con mucho ingenio y otros de buena calidad. «La otra mirada» lo que permite es que cualquier persona tenga la oportunidad de mostrar su trabajo y de alguien lo vea, y que cada quien juzgue si es bueno o malo o más bien si es de su agrado o no el cortometraje, porque sería muy difícil prejuzgar a un director por un primer trabajo, donde este está aprendiendo. Estos videos pueden realizarlos con cámaras de video, celulares, con cámaras fotográficas que graban clips de 8 segundos o con clip de la cámara del computador, por ello creo que es donde se establece el ingenio de cada uno de ellos para darle a las personas la eventualidad de que muevan su trabajo.
La nueva generación de actores, usted como director, hay muchos de ellos que se están yendo por la fábrica de cuerpos, ellos buscan estar esbeltos(as), se centran en eso para poder triunfar en la televisión ¿Cómo ve a esa generación, hay buenos actores, hay quien le meten las ganas?
Yo veo en este momento un mundo actoral muy pobre, muy bajo en grasa, veo una cantidad de seres edulcorados y veo lo que es la industria que también lo necesita; honestamente no me marchito ni tampoco me afecto por eso, ni sufro de insomnio. Yo lo que siento es que en este mundo individual al cual pertenezco, creo que la gente vera como maneja su industria, es decir, su cuerpo, su fábrica, y eso es bueno para mí, porque cada vez que estoy frente a un personaje tan liviano, tan falto de peso, pues la verdad me veo más grande, a mi me sirve porque para mi vanidad me enorgullezco del trabajo e investigación que hago, del laboratorio que creo con las artes, y me sube mucho más las ganas de hacerlo así cuando me encuentro con un personaje que no tiene nada que decirme a nivel cultural, emocional o laboral; me encuentro con un ser vacio que yo evito, que le doy mi saludo y que no me detiene ni causada ninguna trascendencia como ser humano, y si en algún m omento me encuentro con una persona talentosa, que tiene ganas de generar polémica, que tiene ganas de sacudirse la cabeza, pues bienvenido sea, y para mi es también una gran alegría que me sorprenda, porque encontrar esos seres me motiva para continuar viviendo.
En cuanto a la parte de comedia, lo que manejo en «Vuelo secreto». ¿Usted cree que la comedia se aprende o se lleva en la sangre?
Yo creo que la comedia va muy ligada al sentido del humor del intérprete, del director y el grupo con que uno trabaja, y es muy difícil saber qué comedia va ser exitosa, como también saber que es una buena comedia. Porque sobre todo en el medio de la televisión lo que marca la pauta es el rating, no tanto la calidad de comedia que se esté realizando. Yo lo que creo es que se debe tener un feeling con la comedia, porque en ocasiones uno ve a un actor por el cual no daría uno ni un peso como cómico, y de repente se le encuentra borracho con una personalidad de absolutamente hilarante, que es cuando uno dice -me equivoque-; porque es difícil entrar en ese submundo para definir quién es bueno para la comedia, porque tal vez se necesita nacer con eso o sencillamente está escondido.
¿Qué ha pasado con la pintura?
Estoy preparando una serie de dibujos hechos sobre los libretos, cuando me queda tiempo, para editar un libro y una serie de camisetas masculinas y femeninas, una colección grande para vender en los almacenes. No de una manera mercantilista sino para compartir el arte que uno tiene con el público, debido a que soy muy malo habiendo exposiciones en galerías.
¿Qué otro proyecto tiene Ramiro Meneses?
Acabo de terminar «Los Victorinos», y yo creo que en un mes sabré que es lo que me viene.
¿ Que siente cuando actúa?
Pasión, mucha pasión. Me sucede casi lo mismo que cuando juego fútbol, me olvido del entorno, lo que está a mi alrededor, porque me concentro en solo hacer el gol. Puedo tener un pie partido pero busco ese grado de concentración que me lleva a lo mágico. Si el personaje está bien armado, porque de lo contrario puedo pensar en incomodidad, en desamor, sencillamente me siento desconcentrado.
Una película que lleve en su mente y que recomendaría
Hay muchísimas. Yo me inclino más por el cine de animación. Si tú me pones a ver una película de Yao Miyazaki y la ultima que está en cartelera, porque se va a ganar el Oscar, seguro voy a escoger las de Yao Miyazaki. Pero trato de ver mucho cine, películas que ya la gente no ve, pero hay tantas que una de ellas es «Witness for the prosecution», es una película que gano el Oscar hace muchos años; hay otra que tiene un tema distinto «Dreams de Akira Kurosawa», que es una película que con imágenes me ha marcado, o «The Wall»; es que hay una barbaridad de películas… y si hablamos de «12 monos» o las películas que como «Seven». No sabría decirte que hay una sola película que me marca, con la cual me pueda identificar, porque no la tengo.
Un significado simbólico de la palabra actor.
¡es una mentira verdadera!
Un tip para memorizar textos
La lectura.
Cuando Ramiro interpreta un personaje ¿Qué herramientas usa?
La música. Todo lo baso en la música, desde la puesta en escena hasta la actuación. Sin música se me dificulta marcar el ritmo del personaje.
¿Qué le puede decir a esos padres que ven la actuación como una carrera no seria y de poca reputación o inalcanzable?
Lo que le diría a alguien que vea la actuación de la manera contraria, siempre hay que tener una segunda opción, y hay que ver mas allá de lo evidente, porque los actores piensan que hay que estudiar actuación, y yo siento que a demás se debe estudiar fotografía, música, y una cantidad de elementos que se piensa que están por fuera de la actuación, pero que lo enriquecen a uno cuando se enfrenta a cada espacio, llámese teatro, radio, televisión, cine o aun hasta para contar un chiste uno necesita un poquito de técnica, eso es si se quiere estar dentro de los mejores.
¿Qué libros puede recomendarle a quienes están iniciando una carrera dentro del medio?
Yo creo que «Bares de Stanislavsky» hasta Eugenio Barba. Yo pienso que hay que pasar por ellos porque cada uno es un brazo mental de la filosofía de la actuación, que son herramientas que uno puede capturar y ya uno escogerá cual es la que le funciona mejor.
Un consejo que les daría a estos estudiantes que están intentando entrar en el medio de la televisión.
Que se guíen por el instinto, pero con disciplina y coraje. Finalmente que hagan siempre los que le dé la gana porque esa rebeldía les va a garantizar no perder el «Yo».
Corrección de Textos: Lorena Beatriz Araque Pérez / Fotografías: Tomadas de Internet – Prensa Canal Caracol