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CAMINO AL EXITO

Schristian G. Supelano

Un café sobre la mesa de centro, una corbata azul rey que contraste impecablemente con una…

Schristian G. Supelano

Un café sobre la mesa de centro, una corbata azul rey que contraste impecablemente con una fría camisa de seda y quizás un maletín de costoso cuero y lujoso confort, podrían ser el anhelo de un inmenso colectivo que se mueve al ritmo del cuadrado y crudo concreto de las calles y los edificios, los negocios y la rutina básica sobre la que se mueve la sociedad.

Historias de vida que existen para contarnos y ejemplificarnos los contextos en los que los artistas habitamos más no existimos.

Comunicador Gráfico de hobbie y actor de profesión, es una realidad que desde que salí del colegio, empecé a sentir y cuestionar, pues mi primer contacto con formación actoral fue antes de empezar la comunicación gráfica. “Centro Gabriel García Márquez”, un sitio en el centro en el que me di cuenta que esto era otro cuento, tan serio y tan diferente como ser religioso, militar o médico.

La actuación en ese momento respiro frente a mí de una forma tan catártica e inverosímil que el primer día tuve miedo. Para nadie es un secreto que en muchas situaciones, la primera vez es difícil, marca condiciones y retos a futuro, sin embargo ese mismo día me di cuenta que esa atmosfera era la que esperaba, solo que ahora necesitaba empezar a entender el leguaje, la mística, la ética, la pasión y el profesionalismo con el que se debe tratar esta abstracta pero mágica profesión, para dejar de ser el payaso que hace reír o llorar a la sociedad y ser capaz de enfrentar la realidad y generar cuestionamientos que muevan fibras y generen conciencia, no solo de la profesión actoral, sino del contexto en el que vivimos.

Carlos Andrés Guevara, comunicador social y periodista, apareció en mi vida sin quererlo, con bastante ironía y sarcásticas verdades enmarcadas en espectáculos teatrales que mezclaban comedia y exquisita realidad, enfrentando al público con cuestionamientos de todo tipo y generando choques psicológicos y mediáticos perfectos para una sociedad tan hostil e indiferente como esta.

A través de este proceso de aprendizaje se entretienen los imaginarios de la gente y también se recrean nuevos caminos de ejecución y vida para nuestras acciones. Durante este tiempo tuve mis primeros acercamientos al público a través de tres obras de teatro (Endurance, Sam el pusilánime y Secuestro my, el amargo color del vacío) que se presentaron en espacios no convencionales y que agudizaron no solo los sentidos de los espectadores, sino los míos como persona y posicionaron profundamente ese deseo por hacer mi trabajo lo mejor posible.

Graduado de Comunicador Gráfico, y con tesis que caprichosamente enfoque al medio televisivo, empecé a conocer la industria que mueve este país con los canales privados, el detrás de cámaras y todo el proceso creativo, de producción, ejecución y lanzamiento de un producto (telenovela) a través de algo que para muchos es sencillo pero que tiene tanto trabajo y esfuerzo como cualquier proceso, me refiero a los cabezotes o presentaciones de las novelas.

Era el otro lado de la moneda, el lado que posibilita gran parte del proceso y que constituye el eje complementario de lo que se hace no solo en televisión, sino en cine y teatro.

En ese momento y con un camino actoral bastante inquietante e intenso, empiezo a trabajar como gráfico de una Universidad en Bogotá e inicio mi primer taller extenso de actuación de la mano del señor Julio del Mar y Julio Rueda.

Un nuevo reto al que llegue por un anuncio de casting para una película y del cual empecé a sentir, que la base sobre la que estaba en pie, era más firme y sólida, era tiempo de continuar y no mirar hacia atrás. Vocalización, improvisación y una puerta más cercana al cine fueron parte del aprendizaje obtenido en el Taller del Actor, sitio del cual salí con mayores expectativas sobre la profesión y con el firme deseo e intención de continuar construyendo actuación.

Para el año 2008 por casualidades de la vida, fui presentador de un magazín universitario, estuve en 6 programas con la grata experiencia de enfrentar una cámara desde otro contexto y acentuando inconscientemente formas de construir personajes por medio de la figura o personaje del presentador.

Paralelo a esto en febrero ingrese al Taller Caja de Herramientas de Alfonso Ortiz, un taller que me dejo mi primer y segundo viernes un sabor a desconcierto, quizás porque el enfrentamiento real, no como personaje, ni presentador, ni comunicador gráfico, sino como persona.

“Es bastante desequilibrante un mundo en el que unos pocos creen que actuar es un pasatiempo y degradan la ética y mística de la profesión juagando a ser actores y no asumiendo roles con ética y con decisión”. Fue un enfrentamiento a darme cuenta que no debo aprender a ser actor, debo aprender a ser una persona real y sincera, a sentir, vivir y experimentar situaciones y sentimientos reales, siendo consciente de la ficción y el circo en el que se puede mover un personaje; fue, es y seguirá siendo un enfrentamiento a los moralismos, pudores, vergüenzas y todo aquello que la sociedad nos ha castrado y que nos ha prohibido psicológicamente.

Sin embargo somos seres de carne y hueso como todo el mundo, efectivamente con otros rollos en la cabeza, pero finalmente como dirían por ahí: “nacemos, crecemos, nos reproducimos y morimos”, no somos eternos pero si pretendemos hacer eternas nuestras interpretaciones y nuestro trabajo. La sensibilidad se agudiza en este proceso y vive con nosotros, evolucionamos más libres y sinceros cuando no somos esclavos de nuestros pudores, miedos o complejos.

La caja de herramientas del maestro Alfonso Ortiz es el sitio en el que se vulnerabiliza mi ego y se enaltecen mi pasión; un deseo por seguir construyendo y ejecutando esta profesión que ahora más que nada es mi forma mágica y compleja de existir en la vida. Este taller es el sitio de grandes procesos y montajes como MOULIN ROUGE , una obra teatral que presentamos en Vinacure en junio del año 2008 bajo la dirección de Juan David Gutiérrez.

El reto continúa y cada vez es más gratificante e intenso. En Agosto del 2008 entre al taller de casting realizado por Patricia Polanco, un escalón mas que presume mas cuestionamientos y respuestas sobre el oficio. Alterno a esto también era voz radial para un programa en la frecuencia 107.9 FM.

El año 2009 llega bastante maduro y profesional, sigo con Alfonso Ortiz en un proceso muy lógico y visceral, apoyado también de Anderson Balsero y Alejandro Aguilar. Procesos diferentes con un mismo fin, en el cual cada quien desde su óptica, guía un camino intentando establecer puntos que hagan desarrollar mejor nuestro trabajo.

Viacrucis es el último escenario en el que participe, dirigido por Alejandro Aguilar, este montaje busca en los espectadores remover fibras y enfrentar la conciencia humana a la realidad que los moralismos o pudores no nos permiten ver definidamente o que simplemente no queremos ver.

Con una forma narrativa no convencional, este montaje dinamiza al público a través de un recorrido por toda la casa, pasando por varios estados emocionales. El proceso continua de cara a nuevos retos siempre enfocados al mismo fin, día a día el argumento se seguirá escribiendo y el capitulo se estará produciendo.

Soy Schristian G. Supelano Yopasá y para quien tenga duda de mis apellidos, puedo decir que son de Bogotá, tengo 25 años, soy algo silencioso y perfeccionista y como decía líneas más arriba, la comunicación gráfica se me convirtió en mi pasatiempo. Soy hijo único, de pocos amigos pero bien administrados.

La actuación es más que todo esto, es vivir y sentir, creer, llorar y reír, es existir honestamente sin miedos ni prejuicios.

El afán no existe, la paciencia es prudente y efectiva. Las situaciones y los hechos llegan cuando se está preparado, no cuando se está apurado por un resultado. Estoy aprendiendo a ser mejor persona, a entenderme, a vivir para dejar de actuar y encontrarme un día con un café sobre la mesa, un maletín de lujoso cuero y una corbata azul sobre la camisa de seda e interpretar exquisitas escenas que no le pertenezca a Schristian, pero si a ese personaje que vive al lado de nosotros”¦

Por:  Schristian G. Supelano

Corrección de Texto:  Samith Avila

Fotografias:  Book personal Schristian G. Supelano