Actuemos.net

Farándula y famosos en América Latina

EDITORIAL

Luz Estrada… un Mundo de apaciancias

Cada vez que estoy a punto de entrar al escenario o al set de grabación, me pregunto por qué me siento…

Luz Estrada... un Mundo de apaciancias

Cada vez que estoy a punto de entrar al escenario o al set de grabación, me pregunto por qué me siento tan atraída por una carrera que lo obliga a uno a enfrentarse con todos sus temores, a desnudar su alma y lo que es peor: frente a los demás. A veces el miedo es tan intenso que, en varias ocasiones, he tenido la tentación de salir corriendo. Siempre he pensado que la actuación es un deporte extremo para el espíritu.

A través de muchos años de experiencia, creo que he encontrado una respuesta bastante satisfactoria, al menos para mí: la atracción que ejerce sobre mi la actuación se encuentra en su función liberadora»¦ y es que para quienes hemos tenido la fortuna de entender la actuación en su sentido más profundo, su sentido espiritual, más que una profesión o una forma para conseguir dinero, fama y poder, la actuación se ha convertido en un medio para conocernos profundamente, para reconocer en nosotros mismos esas pesadas cargas que debemos dejar en el camino para poder avanzar y es precisamente cuando nos enfrentamos a algún miedo frente al cual nos ha puesto la actuación, cuando nos liberamos.

Una de esas cargas, uno de esos miedos es, creo que sin duda para la mayoría de los actores, es el de nuestra apariencia física. Yo lo viví al llegar a Bogotá, desde mi natal Medellín, y al enfrentarme con mis primeros castings. En primer lugar el concepto de «Casting» es algo que no existe en provincia, allí cuando vas a producir una obra de teatro, un cortometraje, un largo, simplemente llamas directamente a quien sabes que te gustaría y que podría desempeñar el papel y si la persona está disponible»¦ se acabó.

Llegar a un casting es pues traumático»¦ pero llegar a un casting y encontrarse con una fila de reinas de belleza y modelos que llevaron a cabo toda una producción en clínicas de estética, institutos de belleza, vestuario, maquillaje, hair style, etc para ir a ese casting y tu sólo acompañada de tu hoja de vida y tu talento»¦ te puede hacer tambalear: inmediatamente sientes que estás protagonizando el comercial de «Su dinero puede estar en el lugar equivocado.» Y por mucho talento que tengas, por muchos años que hayas estudiado, entras y presentas tu audición llena(o) de inseguridad porque las(o) otras(o) son más bonitas(os) que tu»¦ y la inseguridad, ya sabes, en esta profesión, es la muerte.

A partir de estas «circunstancias dadas» te toca decidir si te rindes ante lo que, aparentemente, es evidente o si encuentras otra perspectiva para juzgar lo que haz visto. En mi caso opté por lo segundo y decidí seguir ejemplos: al analizar las carreras de algunas actrices que han logrado el éxito, empecé a darme cuenta que muchas de ellas no son, ni mucho menos, «bellezas clásicas»: Uma Thurman, Penélope Cruz, Julia Roberts y muchas otras»¦ y sin embargo Hollywood siempre se refiere a ellas como: «la bellísima actriz»¦» Empecé a considerar la posibilidad de que la belleza no fuese algo exclusivamente externo, las personas de éxito siempre poseen «algo más». Ver fotografías de estrellas de cine, tomadas por paparazzis, en su cotidianidad, sin sus vestuarios estrafalarios, sin maquillaje, sin reflectores y sin photoshop, se convirtió en uno de mis pasatiempos favoritos y poco a poco me fui dando cuenta como eran personas normales, reales, con defectos, como yo y que, a pesar de ello, o talvez precisamente por ello !Triunfan!

Descubrí mi propia belleza, la mía, la que la naturaleza me había dado a mí y no la que el medio trataba de imponerme y empecé a sentirme realmente feliz con lo que veía al mirarme al espejo.

La actuación me enseñó una de las lecciones más importantes de mi vida: la aceptación de mi misma y como la caridad empieza por casa»¦ una vez que te amas a ti mismo»¦ ¿Quién no te va a amar?