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Farándula y famosos en América Latina

ENTREVISTAS

Héctor Noas

Un actor cubano que llego a deleitar a algunos países con sus personajes, dirección de actores, y mucho mas, este actor con un sello simbólico en la frente de profesionalismo, inteligencia, hace que cada día su carrera sea mas interesante, ha trabajado en importantes películas europeas, desde que empezó desde su natal cuba hasta ahora ha llevado una carrera digna de admirar, hablamos con este intelectual actor, quien nos cuenta sus anécdotas, y sus pensamientos a la hora de hablar de actuación.

 
¿Cómo empieza su carrera Artística?

De niño siempre me interesó la actuación. Me gustaba cantar y bailar. Representaba en los juegos a los héroes de las películas o las series, sin ser consciente de que estimulaba en mí una vocación. Por razones circunstanciales empecé a estudiar en la Academia de Pilotos de la Marina Mercante y aún ahí participé en varios festivales artísticos como aficionado.

Luego tomé la determinación de dedicarme de manera profesional a ser actor, fue así como empecé a prepararme. Tomé un curso de actuación que impartió el cineasta Enrique Pineda Barnet en el ICAIC. Mientras hacía este curso trabajé en dos cortos cinematográficos. Tiempo después ingresé en el Instituto Superior de Artes de la Habana a la especialidad de Actuación. A la vez debutaba como actor profesional en el cine con la película «Tiempo de amar» en 1983.

¿Qué tan fácil o difícil fue entrar a la televisión y al cine?

Contrario a lo que sucede normalmente, yo empecé por el cine. En la televisión tardé algo más, ya que en Cuba existía en ese momento una normativa que prohibía a los actores que no estuviesen «evaluados» como tal o que hubiesen sido egresados de alguna escuela de arte, «hablar» en televisión. Era algo absurdo pero que respondía a unas circunstancias determinadas y yo estaba estudiando en ese momento. Cuando terminé ese curso de actuación del ICAIC, por ser el alumno más aventajado me dieron unas cartas de presentación para determinados realizadores de la Televisión, pero éstos, a pesar de estar interesados en usarme, no pudieron hacerlo. Este inconveniente me impulsó mi necesidad de entrar a estudiar en el Superior de Artes.

Como nace la oportunidad de salir de su natal cuba, para realizar una carrera internacional?

Desde 1993 entré a formar parte de la compañía de teatro «El Público» que dirige Carlos Díaz. Con la cual estrené al año siguiente «El Público» de Lorca. Esta obra junto a «Calígula» de Albert Camus, que también protagonicé, fueron invitadas a una gira por España. Estuvimos en varias ciudades de la península con mucho éxito y muy buenas críticas. Casualmente, una importante directora de casting que conocía mi trabajo desde Cuba, se puso en contacto conmigo para una serie que estaba en pantalla en ese momento en la Televisión Española. Conocí al Productor y al poco tiempo, cuando me preparaba para regresar a Cuba, me llamaron para que entrara en la serie con un personaje protagónico. Grabé año y medio, hasta que finalizó la misma. Esto me abrió muchas puertas en ese momento, después me llamaron para otros proyectos.

¿Qué siente cuando actúa?

La profesión del actor es dura especialmente por los sacrificios y el tesón que conlleva. Yo soy un ser humano con una psiquis compleja. Realmente pude haber escogido una profesión más estable y por mis rendimientos docentes haber logrado un alto estatus en cualquier sitio. Pero «ser actor» en mi caso, más que un deseo se convirtió en una necesidad. Cuando logro meterme en la piel de un personaje se produce en mí una especie de exorcismo. Experimento emociones y acciones que en mi vida cotidiana no sería capaz de hacer. No soy actor para hacer catarsis, eso implicaría ser algo neurótico y yo soy bastante estable emocionalmente. Soy actor para comunicar ideas y emociones. Me produce una satisfacción enorme. Es mi refugio y a la vez mi liberación.

¿Como ve la aceptación de los actores cubanos en Latinoamérica?

Mi experiencia en Latinoamérica hasta el momento y desafortunadamente no ha sido muy amplia. Digo desafortunadamente porque sería para mí un sueño hecho realidad poder estar en las pantallas de esos países. Muchos de mis compañeros han navegado con mejor fortuna. La mayoría de los actores cubanos han estudiado en muy buenas escuelas, razón por la cual salen preparados para enfrentarse al complejo mundo de la televisión. Muchos han podido atenuar el fuerte acento cubano y eso abre lógicamente más posibilidades en el mercado. Cuando un actor cubano abre una puerta y hace un buen trabajo, esa puerta siempre queda abierta para que otros puedan atravesarla. Yo deseo que también me llegue ese momento.

Háblenos sobre el éxito del largometraje Los dioses Rotos.

Desde que leí el guión me pareció una historia fascinante, con excelentes personajes diseñados de manera magistral. Conocía a Daranas, su director, pues ya había trabajado anteriormente en otros proyectos con él. El resultado me sorprendió muy gratamente. En cine, en algunas ocasiones, es difícil saber a ciencia cierta cómo va ser el resultado de la obra. Depende de muchos factores e incluso siendo un proyecto excelente, puede que en la confrontación con el público, no se reciba bien. Sin embargo, en el caso de Los Dioses Rotos, fue sorprendente, hacía muchos años que la crítica y el público no se ponían de acuerdo a la hora de valorar un resultado de manera tan unánime. La película se exhibió en el marco del Festival de Cine de la Habana y a pesar de que sólo compitió como Ópera Prima (lo que la invalidaba para optar a los premios por categorías) obtuvo el Premio del Público, el Premio de la Asociación de Periodistas del círculo de Cultura y el de la Asociación de la Prensa Cinematográfica como la mejor película del año.

Ha sido catalogada por la Prensa como el mayor acontecimiento audiovisual de Cuba en los últimos años y además el público nos dio su respaldo absoluto.

Yo recibí el Premio en el Concurso Nacional de Actuación CARICATO como el Mejor Actor en Cine en el año 2008. Ahora comienza su periplo internacional y ojalá siga con buena estrella. Los Dioses Rotos Acaba de ganar dos Premios en el Festival de Ceará en Brasil y próximamente estará en el Festival latino de Providence en Estados Unidos.

 
Héctor Noas
 
Vemos que tiene un gran repertorio de películas en su Hoja de vida, ¿Cuál es el largometraje con el que siempre ha soñado?

En cada una de mis películas hay mucho de mí porque siempre que emprendo un proyecto lo hago como si fuese el último. No he perdido con los años esa ingenuidad inherente a los que empiezan en la profesión y cada nueva opción es un nuevo reto a asumir. No sueño con un largometraje determinado. Soy más ambicioso en ese sentido, sueño con muchos. Gracias a Dios tengo proyectos interesantes en este momento. Uno de ellos con mi primer maestro de actuación y casi padre, Enrique Pineda Barnet, director de ese gran clásico del Cine latinoamericano que es «La Bella del Alhambra». Es una historia básicamente de dos personajes, sobre un tema tan polémico como interesante y necesario. Será cuestión de esperar a que se concrete y entonces seré feliz.

El doblaje es una profesión que mucha gente no sabe como funciona, ¿Cuéntenos un poco sobre este tipo de trabajo?

Bueno, yo en principio estoy en contra del doblaje. Me refiero al doblaje de las series de televisión o de películas a las que se les mutila algo tan auténtico como es la voz de los actores que las interpretan. Otra cosa diferente es que por motivos de calidad del sonido sea necesario «doblar». Esto puede permitir al actor, desde la distancia que ofrece el haber concluido un rodaje, mejorar el trabajo sobre el personaje. En este caso disfruto mucho ese proceso además porque tengo un gran sentido autocrítico.

¿En la televisión cubana, que tanto puede restringir el medio político las historias a la hora de crear?

En todas las televisiones del mundo hay cierto tipo de censura. Es un medio demasiado poderoso como para que sea anárquico. Negarlo sería ingenuo. En Cuba, por supuesto, hay temas que no se tratan aunque cada vez más se realizan proyectos basados en la crítica de la realidad. El punto de hasta dónde se llega, lo determinan los factores circunstanciales que van desde la autocensura de un creador, hasta el punto de vista de un funcionario encargado de hacer viable un proyecto en ese momento. Yo acabo de estrenar «La Anunciación», una película sobre la división de la familia y lo que significa las discrepancias basadas en la ideología política. Se tocan temas muy lacerantes como los actos de repudio que sucedieron en el Mariel o la posibilidad de salir o no de Cuba. Es una película dura pero honesta porque cuestiona tópicos hasta hace poco intocables.

La nueva generación de artistas en el teatro se esta viendo enfocada mas por hacer teatro actual, y están dejando a un lado el teatro clásico, y sus autores, ¿Por qué cree que estas generaciones están tomando este género teatral?

El Teatro tiene ciclos. A veces se ponen de moda temas o formas de hacer determinadas. Es normal y hasta necesario que en el teatro se aborden temas actuales. Siempre ha sido un elemento cuestionador de la realidad que se vive y los artistas tenemos una necesidad constante de decir todo lo que nos preocupa. Para mí, beber de las fuentes del Teatro Clásico, es algo enriquecedor. Si podemos tomar un texto clásico y actualizarlo no haremos otra cosa que reafirmarlo. Eso es lo que hacemos con la compañía de teatro «El Público» dirigida por Carlos Díaz. Un buen ejemplo fue el montaje de «Calígula». Desde el punto de vista profesional, es importante que un actor sea capaz de dominar un texto clásico no contemporáneo. Un texto clásico está lleno de «formas y riquezas» que nos dotan de un arma potente para luego interpretar cualquier personaje.

Vemos que esta rodando una película en la que realiza la dirección de actores. ¿Nos puede comentar sobre el trabajo de dirección de actores y que tanto se debe involucrar con ellos para llegar a un buen resultado?

Bueno, en esta película no es que sea específicamente el director de actores de la misma. He sido llamado para trabajar con los actores en la creación de sus personajes y luego lograr que sean capaces de moverse cómodamente con ellos en el rodaje. Es un trabajo muy interesante y tengo que reconocer que han confiado mucho en mí. El director de la película siempre tiene en cuenta mi punto de vista sobre lo que se ha hecho.

Involucrarse con los actores es importante porque del conocimiento de ellos se puede extraer material suficiente. A veces algunos son más herméticos que otros, sin embargo en el caso de esta película, por no ser un drama psicológico no importa mucho experimentar ciertas zonas de la psiquis. Para algunos es la primera vez que hacen cine y me he centrado en provocarles una búsqueda de las acciones físicas. Elaborar una buena cadena de acciones físicas les va a permitir estar más cómodos a la hora de actuar. No hay nada que delate más la inexperiencia de un actor que el no saber qué hacer con sus manos.

Como director de actores, ¿cree usted que un actor debe tener conocimientos de interpretación cinematográfica?

Un actor debe de estar preparado para hacer su trabajo en cualquier medio artístico. Cada uno de estos medios tiene sus propias particularidades que lo diferencia del resto, pero también tienen algo en común: crear un alma humana coherente. En el cine es importante tener «oficio» y saber actuar para una cámara. No es como el teatro que uno sale a escena y es el único responsable de lo que hace. En el cine es imprescindible mantener la coherencia del personaje todo el tiempo, si en un plano general un actor hace una acción, debe de ser capaz de repetirla en los primeros planos, además por razones de producción un personaje si sale de una habitación llorando debe entrar a otra en ese mismo estado, pero una semana después. Si el actor no es capaz de mantener ese estado anímico en su memoria emotiva, puede ser un verdadero problema para el resultado final y darle grandes quebraderos de cabeza al director a la hora de montar la escena.

¿Cuáles son para usted las diferencias de hacer cine en distintos países?

Las diferencias son tan variadas como variadas suelen ser las circunstancias de cada país. Por ejemplo en Cuba se trabaja en condiciones de producción bastante difíciles. Hay que luchar cada día contra la incertidumbre de que puede faltar algo. Esto no sucede por ejemplo en España. Sin embargo en Cuba, el deseo de los artistas de poder hacer una obra a pesar de las dificultades, ennoblece de manera evidente el trabajo. En Cuba me siento muy cómodo trabajando, tenemos un mismo lenguaje y las carencias materiales pasan a un segundo plano. Hablo desde mi experiencia como actor. Sé que los Directores lo pasan bastante mal porque lógicamente eso sí puede afectar su resultado.

Dénos un significado simbólico de «Actor»

FABRICANTE de almas humanas diferentes entre sí. Alguien que a partir de unas líneas y varias indicaciones es capaz de crear un ser humano absolutamente creíble

 
¿Como ve la evolución del cine latino en el mundo?

Desgraciadamente el cine latino como todo el cine que no es hecho en Hollywood sufre la tiranía de las grandes distribuidoras. Por eso cuando una película latinoamericana logra imponerse, tiene doble mérito. Cada vez más Hollywood se nutre de la cantera que proporciona el cine latinoamericano y trata de absorber los nuevos talentos. Esto es algo que a la larga nos da prestigio y hay que saludarlo bien porque de alguna forma irá penetrando ese mundo que hasta hace poco tiempo era inaccesible.

¿Que película lleva en su mente y por que la recomendaría?

Son demasiadas. Muchas han influenciado mi vida. Todo depende de las circunstancias en que me encuentre. Algunas son ya clásicos porque han logrado distanciarse del resto. El cine de Visconti, de Fassbinder o Billy Wilder por poner sólo unos ejemplos, ha marcado a generaciones y mantienen la vigencia a pesar de los años.

Denos un tip para la memorización del texto

Cuando me estudio un guión, busco en todo momento la lógica del texto. Elaboro una cadena de acciones internas y después, en la escena, las acciones físicas hacen el resto. Nunca me falla este método

¿Qué herramientas utiliza para preparar sus personajes?

Ante todo, busco toda la información posible en el propio texto. A veces está entre líneas, uno descubre elementos no evidentes y que sin embargo pueden resultar muy interesantes. Pienso en los objetivos del personaje, en el por qué de su comportamiento. Justificar cada actitud, tratar de entenderlo. Es importante tener en cuenta lo que dicen los demás personajes del mío porque de alguna forma deben estar esos elementos visibles para los demás. Si los otros personajes dicen de él que es envidioso, triste o travieso, eso tiene que estar presente en la caracterización, aunque yo como personaje no me sienta ni envidioso ni triste ni travieso. También es importante lo que yo como actor quiera decir con mi personaje y aportar ideas en ese sentido. Pienso en un «modelo», en alguien cercano a mí o a mis vivencias personales y por último en el físico. La imagen externa también tiene su valor por que es lo primero que se aprecia.

¿Que le puede decir a esos padres que ven la actuación como una carrera no seria, y de poca reputación, o inalcanzable?

Antes de ser actor, estudié en la Escuela de Pilotos de Altura de la Marina Mercante. Una vez graduado y por razones circunstanciales entré contacto con la actuación. Supe que eso era a lo que realmente me quería dedicar. No me fue nada fácil. Atravesé una etapa de esfuerzos y de trabajos donde se puso a prueba mi resistencia emocional y física. A veces pensé que no lo lograría, pero soy un hueso duro de roer y cuando digo «esto lo voy a lograr» no hay quien me pare. Mi madre se desesperaba. Para ella yo había cometido el mayor error de mi vida. No comprendía cómo después de graduarme con notable de una carrera que me brindaba una estabilidad absoluta, dejase todo para algo ilusorio como era la actuación. Su sentido de la protección como madre no le permitía verme sufrir y quizás se apresuraba en juzgar los resultados. Cuando me vio en la televisión por primera vez se puso de rodillas a dar gracias a Dios y a pedirle que no me equivocase. Fue gracioso porque al estar todo grabado era imposible que eso pasara. Ya con los años su mayor orgullo era saber que yo era un actor reconocido y respetado. Caminar conmigo por las calles era su mayor satisfacción.

En cuanto a que la actuación es una carrera de poca reputación, me parece absurdo. Los actores somos tan normales en ese sentido como cualquiera. Los ejemplos son evidentes. Las sociedades están llenas de prejuicios y es mejor no pensar en ellos, directamente irles de frente y vencerlos. Ojalá la mayoría de las personas tuviesen alma de artistas. El mundo sería más sensible y comprensivo.

¿Qué libros puedes recomendar a los que se están preparando?

Los libros clásicos de Stanislavky sobre la preparación de un personaje. Es como la biblia de los actores. También se debe ampliar culturalmente nuestro universo. Mientras más riqueza cultural se tenga más capacitados estaremos para entender cualquier tipo de psicología. Es importante tener entrenado nuestro aparato psicofísico porque es nuestra principal arma. Cuando surge un nuevo proyecto es como una nueva meta y llegaremos mejor a ella mientras estemos más preparados, además de que será más fácil reponerse del desgaste que supone ese esfuerzo

¿Qué consejo le das a los jóvenes que están luchando para estar dentro del medio como es el teatro, el cine y la televisión?

Cuando empezaba a querer ser actor y tuve los primeros tropiezos, leí en un libro de Herman Hesse una reflexión que nunca olvidaré. Decía algo así: «cuando alguien que de verdad busca algo, lo encuentra, no es la casualidad la que se lo propicia. Su propio deseo y su propia necesidad lo conducen a ello». A título personal les sugiero que estudien, que lean mucho, vean buen cine, buen teatro y buena televisión. Esto agudiza el intelecto y la capacidad de imaginación. Un actor debe prepararse bien. No se desesperen por querer «llegar». Es importante cuidar el físico porque cada vez más la imagen, al menos en la televisión, ocupa un lugar preferente. Y por otra parte está el hecho de que mientras mejor entrenados y saludables estemos, mejor podremos enfrentar cualquier reto profesional. Esto no quiere decir que se tengan que llegar a obsesionar con el tema o que sólo piensen en «cómo me veo». Les sugiero que con mirada atenta, observen todo lo que les rodea, los diferentes comportamientos humanos ya sean positivos o negativos, en ellos hay una fuente inagotable de aprendizaje. Hay que vivir las emociones sean cuales sean. Todo lo bueno y malo que nos pasa en la vida son elementos que nos enriquecen como seres humanos y como artistas. Convertir esas vivencias en emociones auténticas es algo que ennoblece la profesión y nos aleja de la superficialidad. Sería hermoso que con nuestro trabajo lográsemos trascender en el tiempo y dejar una buena huella de nuestro efímero paso por la vida.