Hace casi 10 años, en uno de sus primeros papeles, interpretó en «Angélica Pecado» a un joven que vendía su cuerpo, mientras que el año pasado fue en «Arroz con Leche» un padre de familia con valores morales muy positivos, ¿Ha sido difícil entrar en la piel de alguno de los personajes que ha interpretado hasta hoy?
Todos los personajes que he interpretado han sido complejos y diferentes, es por ello que la dificultad radica en la creación de cada uno de ellos, ya que soy una persona muy perfeccionista y no me gusta repetir personaje alguno. Cuando estás creando, estas buscando, es necesario investigar, crearle una historia, desde la niñez, pasando por la adolescencia, hasta llegar a la actualidad. Cada personaje tiene que tener su historia de vida, es por esto, que a veces te saturas y quieres desaparecerte, sientes que no le vas a llegar, pero luego llega la calma, y aparecen características que le van dando vida a cada uno de estos personajes.
Aunque aún no ha sido estrenado, con el largometraje «Un Té en La Habana» nos regalará una faceta proyectada en otro formato, el de 35mm ¿Cuál fue la diferencia más notable que pudo observar entre la interpretación para el Cine y la que hasta entonces nos ha brindado en TV?
Diferencias hay muchísimas, pero definitivamente algo que me marcó, es que debido a que trabajas con una sola cámara, tienes que recordar cada uno de los movimientos que haces, para que engrane con el contraplano. También en el cine tienes más tiempo, por lo que en cada escena puedes esperar a sentir las emociones, y por ende te puedas dar tu tiempo para la interpretación. En cambio, la televisión es mas rápida, lo que haces, prácticamente se imprime. Es una experiencia diferente, ¡es como estar haciendo un Postgrado una vez graduado!
También juega papel importante la fotografía, cada una de las partes que involucran la escena, tiene su tiempo, su momento, y eso es algo que no existe en televisión, en la cual hay que ¡aprender a resolver!
¿Cuál ha sido la crítica más importante que ha recibido hasta la fecha?
Siempre busco las criticas constructivas, que son las que me interesan, las que me ayudan a crecer. La más importante, ha sido relacionada con la Voz y la Dicción, ya que a veces tiendo a dejar caer las frases al final, o también cuando alzo la voz tiendo a hacerlo de garganta, y no desde el diafragma, y eso es muy malo, ya que puedo terminar disfónico al final de una escena. En cuanto a la Dicción, los venezolanos tenemos la tendencia de saltarnos la pronunciación de las letras S y la J, entre otras letras, sin embargo es sumamente importante pronunciar muy bien, ya que las novelas se venden en el mundo entero, y es necesario que se entienda lo que decimos.
¿Qué método, técnica o herramienta le ha resultado más favorable para interpretar un personaje?
No tengo un método específico, y si tuviese que decirte uno, te hablaría de la naturalidad. A cada personaje trato de buscarle su verdad, es allí donde radica la naturalidad y el desenvolvimiento de cada uno de ellos, en eso soy muy insistente, el publico tiene que ver personajes reales, que sienten, padecen, expresan, pero siempre de forma natural. Soy muy cuidadoso de la sobreactuacion, y quizá su mayor critico.
Interpretar un rol tanto en escena como en cámara sobreviene luego de una preparación previa, sin embargo, ¿cuál ha sido en su carrera la principal diferencia entre actuar y modelar?
Cada una de las carreras tiene su encanto. Como modelo, tienes que saber que eres el medio a través del cual se va a exhibe un producto, se trata de eso, simplemente de una venta, si estás en una pasarela, sabes que serás el maniquí mediante el cual un diseñador exhibe sus creaciones, cada pieza que desfiles. Igual sucede en la fotografía o en los comerciales, pero por el contrario, en televisión no ocurre esto. La televisión es interpretación, creación, se trata de darle vida a un libro, de plasmar en imágenes cada línea que el escritor estampa en un libreto. No se trata de ventas o exhibición a diferencia del modelaje.