Vemos que tiene un gran repertorio de películas en su Hoja de vida, ¿Cuál es el largometraje con el que siempre ha soñado?
En cada una de mis películas hay mucho de mí porque siempre que emprendo un proyecto lo hago como si fuese el último. No he perdido con los años esa ingenuidad inherente a los que empiezan en la profesión y cada nueva opción es un nuevo reto a asumir. No sueño con un largometraje determinado. Soy más ambicioso en ese sentido, sueño con muchos. Gracias a Dios tengo proyectos interesantes en este momento. Uno de ellos con mi primer maestro de actuación y casi padre, Enrique Pineda Barnet, director de ese gran clásico del Cine latinoamericano que es «La Bella del Alhambra». Es una historia básicamente de dos personajes, sobre un tema tan polémico como interesante y necesario. Será cuestión de esperar a que se concrete y entonces seré feliz.
El doblaje es una profesión que mucha gente no sabe como funciona, ¿Cuéntenos un poco sobre este tipo de trabajo?
Bueno, yo en principio estoy en contra del doblaje. Me refiero al doblaje de las series de televisión o de películas a las que se les mutila algo tan auténtico como es la voz de los actores que las interpretan. Otra cosa diferente es que por motivos de calidad del sonido sea necesario «doblar». Esto puede permitir al actor, desde la distancia que ofrece el haber concluido un rodaje, mejorar el trabajo sobre el personaje. En este caso disfruto mucho ese proceso además porque tengo un gran sentido autocrítico.
¿En la televisión cubana, que tanto puede restringir el medio político las historias a la hora de crear?
En todas las televisiones del mundo hay cierto tipo de censura. Es un medio demasiado poderoso como para que sea anárquico. Negarlo sería ingenuo. En Cuba, por supuesto, hay temas que no se tratan aunque cada vez más se realizan proyectos basados en la crítica de la realidad. El punto de hasta dónde se llega, lo determinan los factores circunstanciales que van desde la autocensura de un creador, hasta el punto de vista de un funcionario encargado de hacer viable un proyecto en ese momento. Yo acabo de estrenar «La Anunciación», una película sobre la división de la familia y lo que significa las discrepancias basadas en la ideología política. Se tocan temas muy lacerantes como los actos de repudio que sucedieron en el Mariel o la posibilidad de salir o no de Cuba. Es una película dura pero honesta porque cuestiona tópicos hasta hace poco intocables.
La nueva generación de artistas en el teatro se esta viendo enfocada mas por hacer teatro actual, y están dejando a un lado el teatro clásico, y sus autores, ¿Por qué cree que estas generaciones están tomando este género teatral?
El Teatro tiene ciclos. A veces se ponen de moda temas o formas de hacer determinadas. Es normal y hasta necesario que en el teatro se aborden temas actuales. Siempre ha sido un elemento cuestionador de la realidad que se vive y los artistas tenemos una necesidad constante de decir todo lo que nos preocupa. Para mí, beber de las fuentes del Teatro Clásico, es algo enriquecedor. Si podemos tomar un texto clásico y actualizarlo no haremos otra cosa que reafirmarlo. Eso es lo que hacemos con la compañía de teatro «El Público» dirigida por Carlos Díaz. Un buen ejemplo fue el montaje de «Calígula». Desde el punto de vista profesional, es importante que un actor sea capaz de dominar un texto clásico no contemporáneo. Un texto clásico está lleno de «formas y riquezas» que nos dotan de un arma potente para luego interpretar cualquier personaje.
Vemos que esta rodando una película en la que realiza la dirección de actores. ¿Nos puede comentar sobre el trabajo de dirección de actores y que tanto se debe involucrar con ellos para llegar a un buen resultado?
Bueno, en esta película no es que sea específicamente el director de actores de la misma. He sido llamado para trabajar con los actores en la creación de sus personajes y luego lograr que sean capaces de moverse cómodamente con ellos en el rodaje. Es un trabajo muy interesante y tengo que reconocer que han confiado mucho en mí. El director de la película siempre tiene en cuenta mi punto de vista sobre lo que se ha hecho.
Involucrarse con los actores es importante porque del conocimiento de ellos se puede extraer material suficiente. A veces algunos son más herméticos que otros, sin embargo en el caso de esta película, por no ser un drama psicológico no importa mucho experimentar ciertas zonas de la psiquis. Para algunos es la primera vez que hacen cine y me he centrado en provocarles una búsqueda de las acciones físicas. Elaborar una buena cadena de acciones físicas les va a permitir estar más cómodos a la hora de actuar. No hay nada que delate más la inexperiencia de un actor que el no saber qué hacer con sus manos.
Como director de actores, ¿cree usted que un actor debe tener conocimientos de interpretación cinematográfica?
Un actor debe de estar preparado para hacer su trabajo en cualquier medio artístico. Cada uno de estos medios tiene sus propias particularidades que lo diferencia del resto, pero también tienen algo en común: crear un alma humana coherente. En el cine es importante tener «oficio» y saber actuar para una cámara. No es como el teatro que uno sale a escena y es el único responsable de lo que hace. En el cine es imprescindible mantener la coherencia del personaje todo el tiempo, si en un plano general un actor hace una acción, debe de ser capaz de repetirla en los primeros planos, además por razones de producción un personaje si sale de una habitación llorando debe entrar a otra en ese mismo estado, pero una semana después. Si el actor no es capaz de mantener ese estado anímico en su memoria emotiva, puede ser un verdadero problema para el resultado final y darle grandes quebraderos de cabeza al director a la hora de montar la escena.
¿Cuáles son para usted las diferencias de hacer cine en distintos países?
Las diferencias son tan variadas como variadas suelen ser las circunstancias de cada país. Por ejemplo en Cuba se trabaja en condiciones de producción bastante difíciles. Hay que luchar cada día contra la incertidumbre de que puede faltar algo. Esto no sucede por ejemplo en España. Sin embargo en Cuba, el deseo de los artistas de poder hacer una obra a pesar de las dificultades, ennoblece de manera evidente el trabajo. En Cuba me siento muy cómodo trabajando, tenemos un mismo lenguaje y las carencias materiales pasan a un segundo plano. Hablo desde mi experiencia como actor. Sé que los Directores lo pasan bastante mal porque lógicamente eso sí puede afectar su resultado.
Dénos un significado simbólico de «Actor»
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