Nací en Caracas, Venezuela un 23 de febrero de 1984. Desde muy pequeño estuve vinculado a la danza ritual, que en aquel momento no tenía otro fin más que el de ser ágil y poder incorporar en el cuerpo animalidades. En este período de mi infancia desarrollé mi sensibilidad por las artes, bajo la tutoría de mi abuela, quien me cantaba tangos y además me enseñó los fundamentos básicos de la actuación (saber – osar – callar). Ella me presenta a Charles Chaplin haciéndome entender la importancia de la impecabilidad en la integración de la danza y el teatro. Esto me lleva años más tarde a identificarme con mis raíces artísticas y así, la historia comienza.
Continúa a los dieciséis años de edad en un grupo juvenil de teatro, donde por falta de experiencia mi rostro estaba oculto detrás de una máscara de dragón. Ése fue el primer personaje que desarrollé en una obra titulada: La Princesa Peleona bajo la dirección de Igor Martínez en el Grupo Tablón en Mérida, Venezuela. En este proceso me atrapó mi primer gran amor, quien me acercó a la directora Blanca Guzmán para conocer al gran maestro Federico García Lorca. La primera experiencia con este maestro del teatro fue el montaje de Bodas de Sangre con el personaje de Leonardo, puesta en escena que participó en el Festival Internacional de Teatro también en Mérida, Venezuela. En esta experiencia aprendí que las palabras tenían sabor con esta pequeña frase de Lorca: “También yo quiero dejarte si pienso como se piensa, pero voy donde tú vas, tú también da un paso, prueba. Clavos de Luna nos funden mi cintura y tus caderas”. Más adelante vinieron los montajes: La Casa de Bernarda Alba, interpretando allí a la Poncia, y desde el Vientre con Lorca ocupando el rol protagónico.
Un teatro de protesta política, de creación colectiva se desarrolló paralelo al montaje de los clásicos antes nombrados; asumiendo una bandera de identidad con la agrupación Artistas por La Paz. Allí se desarrollaron distintos performances, como: El ataque de las Estatuas Acarameladas, La Gran Meritocracia, El Emperador Mala Hierba y Tío San.
Luego, en la Academia Castalia, tuve mi primer acercamiento a lo que fue un espectáculo de danza – teatro que llevaba por nombre: Tango 8’s del Guadalquivir, abriendo así toda una nueva puerta para el desarrollo de propuestas de danza – teatro. Después vino el espectáculo: Sones de las Dos Orillas, con catorce bailarines y doce músicos, participante en el XIII Festival Internacional del Movimiento; abriéndome paso en este festival como solista en los años venideros con los trabajos de danza – teatro: El Vuelo del Auca, Magia en el Cielo, Saltamonte Chino, Chamán Chamán; todas piezas de mi autoría.
Experiencias con la Compañía Nacional De Teatro de Venezuela con el montaje Andro ginos, con funciones a nivel nacional y regional. Simultáneo a esto participé en una Co producción Venezuela – Argentina con la Compañía Nacional de Danza de Venezuela con presentaciones también a nivel regional y nacional, con dos trabajos: Ritos de Paso dirigido por Carolina Avendaño, bailarina estable de Coreoarte y Tantos Tangos Tan Tristes dirigido por el argentino Yamil Otrosvki.
Todo esto va de la mano del arte universal de bailar abrazado a una mujer. Tengo diez años bailando Tango; y hoy en día he desarrollado un sistema para venezolanos. Durante este período me he encontrado con grandes maestros del tango. Me inicia una mujer, Blanca Guzmán, luego viajo a Buenos Aires para tomar clases en el Centro Cultural Borges, donde tuve la oportunidad de compartir con grandes maestros como: Carlos Rivarola, Luis Firpo, Paula Bartol, Dispari, Emet, Ernesto Carrasco, el flaco Dany, Alejandro Biggiou, profesor de ballet de la escuela de Julio Boca, donde también tomé clases de ballet.
Un día, cuando tenía cinco años bailando, un maestro me dijo que nada de lo que había aprendido hasta ahora servía de algo, que lo realmente importaba era la comunión entre el hombre y la mujer y lo bien que pudieran sentirse bailando. Esto derrumbó un mundo de métodos y dio paso al sistema de aprendizaje. Si esto lo hubiese sabido desde el principio, habría disfrutado más el aprendizaje del tango. Por eso, ahora cuando enseño trato que todo aquel que inicié sus pasos en el tango, disfrute con su alma lo que hace. En ese tiempo muchas cosas más pude vivir de la mano de este maravilloso género.
Me hago independiente y aporto mis conocimientos para que el movimiento crezca en la ciudad. Lucy Moreno me brinda la oportunidad de dar clases en su Café Cultural. Local que años más tarde sería dirigido y administrado por los hermanos Pinto. En este café vi nacer un nuevo tango. Un tango para venezolanos, el sistema del que les hablaba anteriormente.
Las primeras milongas se hicieron en este sitio, y es allí donde también se forma la Primera Generación Juvenil del Tango. Este Café llamado: “Lunas Rotas” forma parte de una historia cultural por la que han pasado artistas de gran lux y trayectoria. Regionales, nacionales e internacionales. Poetas, juglares, bailarines, cantantes, duetos, tríos, cuartetos.
Con el tango participé en el Primer Campeonato Nacional de Tango, un año después participé en el Tercer Campeonato, y logro llegar a tantos escenarios como:
• Festival del Movimiento.
• Tango Boulevard.
• Tango en la Costa.
• La gala de la danza.
• Noches de boleros y tangos.
Es así como el tango me abrió un abanico infinito de posibilidades, siempre alimentándolo no solo con lo que venía de Argentina, también experimenté combinaciones como: Tango y capoeira, tango y contemporáneo, tango y expresión corporal, tango y teatro, tango y butto, tango y pre expresividad.
Este tipo de experimentos se hicieron posible por mi activa participación en talleres, escuelas y encuentros de saberes del cuerpo. Si tuviera que definirme me llamaría: Investigador del cuerpo y el arte en acción. La Unidad de Danza y la Escuela de Artes Escénicas de la Universidad de Los Andes en Venezuela, hacen también un aporte significativo en mi formación y proyección.
En fin, soy, soy y soy… Por haber encontrado y entendido la filosofía de grandes hombres y mujeres que me han llevado a crear mi propia filosofía de vida, sin copiar ni reproducir sencillamente. Reconociendo el saber en mí.
Siempre lux
Fotografia: Gabriel Ordoñez- Book personal Daniel Pinto.