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Anorexia y Bulimia, una famosa realidad.

En las últimas décadas, la delgadez se ha bautizado como la tarjeta de visita de todos aquellos …

Anorexia y Bulimia, una famosa realidad.

En las últimas décadas, la delgadez se ha bautizado como la tarjeta de visita de todos aquellos hombres y mujeres que desean triunfar social y profesionalmente.

Los mensajes que hacen referencia a la imagen corporal son omnipresentes y con ellos se transmite la idea de que estar delgado es el medio para obtener la felicidad y el éxito.

La presión es excesiva. Los anunciantes presentan modelos jóvenes anoréxicos como paradigma de deseo sexual. En tanto, la moda se diseña y exhibe para los cuerpos extremadamente delgados a pesar de que pocas mujeres en la realidad podrían llevarlas con triunfo.

Aunque corren mayor riesgo las personas cuyo sentido de la autoestima se basa en su totalidad en la aprobación externa y apariencia física, pocas mujeres son inmunes a estas influencias.

Por su parte, los medios de comunicación, explotan el concepto de belleza de una forma tan distorsionada y poco responsable con la salud y equilibrio mental, espiritual y físico.

En esta ansiada búsqueda de un cuerpo ideal es que mujeres y hombres caen en una verdadera obsesión, sin darse cuenta que posiblemente están desarrollando un serio trastorno conductual.

La importancia que se concede al aspecto físico en la cultura occidental influye a muchas personas que se sienten descontentas con su imagen buscando alcanzar el cuerpo de una supermodelo y dejando atrás el concepto de mujer bella e inteligente en busca de conocimientos para mejorar la sociedad que la ampara. El tema ya no es convertirse en una mujer integra, sino lograr fama a través del cuerpo y a cualquier precio, incluso arriesgando su vida.

Revistas de moda, programas de televisión, películas, etc. nos ofrecen abundantes modelos de cuerpo ideal que no son de ningún modo espléndidos: primero porque los modelos son montajes de varias fotos retocadas y no existen en la realidad; y segundo, porque es subestimar a las personas el condenarlas al éxito o al fracaso por uno de sus múltiples atributos, el aspecto, que además es una de las características más determinadas genéticamente y por lo tanto menos controlable (talla y peso). De la misma forma que se nos recuerda cómo debemos ser (altos, estilizados, guapos) se nos sugiere cómo podemos conseguirlo: dietas milagrosas, operaciones de cirugía estética, productos de belleza.