En el cine se trabaja a una cámara y las jornadas suelen ser más extenuantes, en cambio en la televisión al trabajar con 3 cámaras fluye más rápido el trabajo, ¿cuál es el reto del actor al realizar cine?
La concentración, definitivamente. No solo para tratar de decir exactamente lo mismo y con los mismos matices una y otra vez, si no estar con todos los sentidos puestos en lo que hacemos, para recordar con que mano tomaste que cosa, en qué momento y donde lo pusiste. Si logras hacerlo, será algo que los editores te agradecerán inmensamente.
Aparte de eso, el estilo es completamente distinto al de televisión también. Si la tragedia griega es «overacting», el cine definitivamente es «underacting». Lo menos es más. Hay que aprender a actuar con los ojos y no con el cuerpo.
Por último, ser buen compañero. Si ya grabaron tu toma y tus ángulos, debes actuar con la misma intensidad para los ángulos de tus colegas. Recuerda siempre que tu actuación depende de lo que te de tu compañero y viceversa.
Como actor latinoamericano ¿que ha sido lo más difícil al trabajar en producciones cinematográficas de EEUU?
Para hacer honor a la verdad, nunca ha sido mi meta trabajar en Hollywood. Cuando lo he hecho, ha sido porque es una oportunidad única que representa un reto grande o un aprendizaje único para mí. Supongo que es difícil entrar de lleno a ese mercado, siendo latino y he escuchado compañeros quejarse de que los llaman para hacer solo de maleantes o sirvientas. Me da mucha pena escuchar esas historias, pero no ha sido mi caso. Reconozco los grandes actores norteamericanos y admiro muchos de ellos. También se que ganan millones por película y que son reconocidos a nivel mundial. Pero cuando haces de esta profesión tu vida y lo haces por vocación y no para que te reconozcan en la fila del supermercado, esas cosas pasan a un segundo plano. No critico a quien da el salto, para los gustos, los colores. Pero en mi caso, aunque domino el ingles, prefiero seguir trabajando en mi idioma y con el calor de la gente latina, no solo en Puerto Rico, si no en toda Latinoamérica y España. Esa si es mi meta y para eso lucho.
Cual fue la experiencia más representativa para su carrera al trabajar con un productor cinematográfico como Benicio Del Toro y un director como Steven Soderbergh
Trabajar con Benicio fue una de esas oportunidades únicas. Estar en una película y compartir cámara con un señor que guarda un Oscar en su casa, no pasa todos los días. Hacerlo en español, pasa una vez en la vida.
Fui al set muerto de miedo, pero mirándolo siempre a los ojos. Me hablo como si me conociera de toda la vida, me invito a repasar la letra y nos sentamos a hacerlo. Eso me llevo de Benicio del Toro, no solo el gran actor que todos sabemos que es, pues eso salta a la vista, sino el excelente ser humano, sencillo, humilde y profesional. Fue una gran lección que aprendí, que no importa cuán lejos hayas llegado y lo bueno que seas en lo que haces, lo que te hace grande realmente es que seas siempre quien eres y no olvides de dónde vienes.
En cuanto a Steven, fue un honor como artista ser dirigido por un hombre con tanto talento, visión y creatividad como él. Al final de la grabación me dijo «se que nos volveremos a ver y trabajaremos juntos nuevamente». Si es algo que le dice a todos, no lo sé, pero yo espero con ansias ese reencuentro profesional.
¿Qué es lo mejor y lo más difícil que ha vivido al representar como actor a su país en otros lugares del mundo?
Lo mejor es conocer nuevas culturas y personas que hacen lo mismo que tú en otros lugares del planeta. Aprender de cómo trabajan en otros países y regresar a casa con conceptos y lecciones nuevas para poner en práctica. También el privilegio y la responsabilidad que conlleva el dejar de ser un individuo y convertirte en un país. Son cosas que te inflan el orgullo patrio y recuerdas para siempre.
Lo peor es definitivamente, estar lejos de la familia por ese periodo de tiempo. Extrañar tu casa, tu familia y la seguridad psicológica que le brinda a cada individuo el estar en su tierra.
¿Ha tenido dificultades con el acento al trabajar en producciones americanas?
No, he ajustado mi acento a los personajes que acepto. En el caso de la película The Argentine, interpreté un cubano y era en español, así que no tuve mucho problema. Practique bastante el acento cubano y logre hacerlo creíble.
En otras películas he hecho de italiano en ingles y eso también lo he usado a mi favor. Además he trabajado acentos como el argentino, dominicano y español.
Lo importante es tratar de dominar el acento antes de enfrentarte al personaje. De esa manera es más fácil y te da la oportunidad de improvisar sin perder el personaje en caso de que sea necesario.
¿Qué siente cuando actúa?
Que estoy vivo. Es algo que es difícil de entender si no eres actor. Es estar y no estar, prestar tu cuerpo sin perder la noción. Dejarte llevar por el personaje sin perder la técnica o lo ensayado.
Hacer creer al espectador que es tu vida, hablar con sinceridad y ser creíble mientras recuerdas que no puedes bloquear la cámara de tu compañero o que te levantas en tal o cual línea. Es ser dos personas a la vez sin dejar de ser tu mismo. Es a veces una lucha interna contra el nervio y tratar de superarlo sin que nadie lo note. Dije que era difícil de entender, no? Para algunos esta definición puede ser masoquismo o personalidad múltiple, para nosotros es actuar.
¿Qué película lleva en su mente y por que la recomendaría?
Hay muchas películas con historias maravillosas y efectos increíbles que me vienen a la mente, pero como actor me fijo mucho más en las interpretaciones de los actores. Puedo pensar en el trabajo actoral merecedor de un Oscar de Dustin Hoffman en Rainman o tal vez recuerdo a Tom Hanks en Forrest Gump. O quizás el mismo Hanks actuando solo con una pelota de Voleibol en Cast Away. Su actuación en esa película fue tan buena, que hasta me imaginaba la pelota reaccionando y pensando cómo ayudarlo a salir de esa isla desierta. Y ni hablar del cambio físico que realizo para rodar ambas partes de la historia. En nuestro idioma, imposible no mencionar a Norma Aleandro en El hijo de la novia o a China Zorrilla y Manuel Alexandre en Elsa y Fred.
Yo, al igual que la mayoría de los actores, no voy al cine solo a disfrutar. Voy a aprender, a estudiar los trabajos de los grandes actores del cine. Y a veces, ¿por qué no?, a envidiarlos sanamente por yo no ser parte del elenco. Me ha servido de mucho y es algo que siempre recomiendo a los principiantes.