¿En los talleres que usted ha tomado en diferentes partes del mundo como New York, Roma, México entre otros, cuales adopta usted como actor y docente?
Yo pase por la escuela de Grotowski, la escuela Brechtiana y otra serie de escuelas con teóricos no muy difundidos como los otros que son más acreditados, debido a que un actor cuando comienza lo primero que conoce es a Stanislavski, Break no tanto, este me tocó a mí por el teatro que hacíamos en la Candelaria, la técnica Grotowski la conocí cuando comencé en el teatro la Mama porque estaba de moda, pero fue un método que aprendí y evidentemente hay muchos otros procedimientos y muchas otras escuelas que difunden otras técnicas».
Pero mí verdadera escuela fue lo que aprendí en La Mama que era Grotowski, lo que aprendí en La Candelaria que era mucho Break, yo no tuve mucha oportunidad de trabajar el método de Stanislavski, obviamente lo leí y me informe al respecto.
La otra formación que tuve, fue la posibilidad de viajar por muchos festivales del mundo y que ahora en Colombia tenemos el Iberoamericano, que es un reflejo de todos esos festivales, que muchos ya se acabaron, pero evidentemente vi mucho teatro y eso me daba la oportunidad de ir a charlas, seminarios y talleres que dictaban grandes maestros y tuve la oportunidad de estudiar con grandes expertos como Peter Brook, Dario Cook, Eugenio Barba entre otros.
En ese aprendizaje tan ecléctico evidentemente uno saca sus conclusiones y va haciendo su método, yo me baso mucho en Seamy y Diderot, estos resumen afirmaciones muy validas sobre la actuación y creo que mis experiencias propias y la formación que tuve en teatro son las que aplico con mis estudiantes».
¿En su experiencia de docente como hace que sus alumnos se conecten con el conocimiento que usted les difunde?
«Últimamente he estado trabajando el cómo descubrir al ser humano, lo que hay detrás de cada muchacho que viene a estudiar y he tratado de sacralizar la pedagogía teatral, pude ser un poco irresponsable de mí parte o muy atrevido, no me preocupa, me considero un hombre de teatro que ha visto mucho, que ha experimentado muchas cosas y que ha hecho grandes obras, yo no hecho otra cosa en mi vida desde esos 17 años que actuar, enseñar actuar o dirigir, hacer televisión o cine, mejor dicho hacer el oficio. No soy más que como mi padre, un artesano en el sentido de haber trabajado el oficio, no soy un gran teórico, ni soy un gran intelectual del asunto, tengo unas bases evidentemente.
Ya con el taller privado, me doy el derecho y la libertad de experimentar lo que yo quiero experimentar y ahora me interesa eso, que los alumnos tomen esto como un gran placer y que esto sea muy entredonista y sibarítico, que sea un placer, esto no lo hace uno si no por puro placer y esto no tiene que ser un sufrimiento y una serie de reglas ortodoxas un poco caducas ya dentro de la actuación, el que no goce con esto que no lo haga y más en este país donde las políticas culturales no favorecen absolutamente para nada, entonces somos unos héroes, más que esto somos unos guerreros, meternos en un oficio donde no hay industria, donde no hay políticas y no hay apoyo».
¿Qué personajes que ahora están en la televisión han salido formados de su escuela Caja de Herramientas?
«La lista es un poco larga, pero entre ellos están Flora Martínez, Angie Cepeda, Miguel Varoni, Marcela Mar, Cristina Umaña y Carolina Acevedo, son muchísimos; que por los menos han coronado el aspecto televisivo y comercial, pero son actores y actrices que lo han logrado, muchos otros no lo han logrado, otros están en el camino, otros han tenido menos figuración pero tienen una carrera importante, el balance es bueno, ya están ahí y lo agradecen y en ningún momento desconocen y eso también le ha dado nombre al taller».
¿Después de La Hija del Mariachi que otros proyectos vienen para Alfonso?
«Por el momento ninguno, ahora hay que esperar que pasa. El proyecto es seguir haciendo la escuela ese sí es perenne, pero las novelas a veces son como un baloto se lo gana uno o no se lo gana, pero espero que salga algo, pero proyecto en este instante nada, no tengo ninguno concreto, habrán, llegaran, no lo se».
¿Cómo se ve Alfonso Ortiz en 10 años?
«No le digo que muerto porque no podría hablar (risas), me veo enseñando, montando muchas obras de teatro con todos estos nuevos alumnos, mantener ese laboratorio, eso si me interesa muchísimo, en eso me veo».
¿Cuál es el consejo que le da usted a los nuevos actores que apenas comienzan en este arte y que sueña tener una carrera como la suya?
«El consejo es, que cuando tenga una decisión muy clara no la abandone por ningún lado y entregarse completamente, ser muy responsables, muy disciplinados, muy profesionales y estar en una continua búsqueda y un entrenamiento continuo, eso nunca se acaba, para así obtener resultados; abandonar toda esta pereza que a veces nos obstaculiza tanto, una vez que van entendiendo de que se trata pues uno encuentra las satisfacciones necesarias para poder hacerlo.
¿Qué libros recomienda Alfonso Ortiz para que un actor tenga más acercamiento con este arte?
Hay mucha literatura ahora nueva e interesante, les recomiendo leerse el libro La Danza de la Realidad de Alejandro Jodorowsky, que fue un gran teatrero, es una biografía de él. Además recomiendo leer mucha poesía, debido a que es muy formadora y visualmente ver mucha pintura, eso sí me lo dijo un gran maestro Portugués que yo tuve, puesto que eso le va a dar mucha formación espacial y visual. Además creo que muchas veces hay que ver otras cosas que nos son de la actuación, pero que ayudan a formarse.