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ENTREVISTAS

Alfonso Ortiz

Alfonso Ortiz uno de los grandes maestros de Colombia nos cuenta como ha sido su carrera desde sus inicios hasta hoy.

 
¿Cuándo Alfonso Ortiz toma la decisión definitiva de ser actor?

«A la edad de 17 años tomé la iniciativa de hacer de esto la profesión, comencé con un taller en el Teatro la Mama debido a un aviso que vi, y esto fue lo que me ayudó a orientarme más en mí carrera en las artes escénicas».

¿Cuál fue su primera producción como actor y en la que interpretó un personaje como tal?

«Fue en una obra de teatro de un ingles que el título era La Galera, ahí ya había terminando el taller y me había apasionado mucho con la profesión y por mi insistencia de estar ahí, las cosas se fueron dando, más adelante el director Jorge Cano ya había montado esta obra y habían ganado un premio, después él me comentó que iba a remontar la obra y nos convoco algunos de los que estábamos terminando el taller, para que hiciéramos parte de este nuevo montaje, esta función era muy exigente debido a que la puesta en escena transcurría en una celda y mí personaje se enloquecía en determinado momento por estar encerrado. Para mí fue una experiencia muy enriquecedora puesto que esta obra ya implicaba publicidad y asistencia del publico a la sala, en ese entonces yo tenía 18 años más o menos».

¿A lo largo de su trayectoria y que ha tenido oportunidad de darle vida a varios personajes, cual cree usted que ha sido el papel que más lo ha marcado, ya sea positivamente o negativamente?

«Yo siempre he considerado que los personajes son como los hijos, que salgan tarados o no, hay que quererlos. Los personajes interesantes que he me hayan dado satisfacción han sido los del teatro, el que más recuerdo es el que hice en el teatro La Candelaria que casi es un record guines, se llamó Guadalupe años Cincuenta, esta obra se hizo por 6 años seguidos y eso fue uno de los buenos personajes que aún la gente recuerda, esta interpretación me dio mucha identidad y me dio mucha formación, fue una labor muy larga de dos años de creación, una obra que recorrió prácticamente el mundo entero y que me hacia sentir muy profesional, aunque sea teatro independiente dónde la comercialización no era el punto fuerte, si no llevarlo para que la gente lo viera y lo confrontara, y así mismo crear un espíritu crítico a quienes vieran la obra, ese fue uno de los buenos personajes.

 
Alfonso Ortiz
 
Otro personaje que realice hace poco fue La Siempre Viva, con el teatro El Local, sobre el Palacio de Justicia, también fue una obra de mucha trayectoria, pero de menos recorrido que Guadalupe, pero es uno de los montajes que también pasan hacer importantes dentro del teatro colombiano, en los anales de la historia van a quedar consignadas este par de obras.

En televisión es otra cosa, no es menos, pero son más personajes en serie, son personajes de menos profundidades eso sí es verdad, simplemente es una labor que hay que hacer con mucho decoro y con mucho profesionalismo, hice una serie muy buena con Jorge Alí Triana que se llamó Castigo Divino, creo que fue uno de los buenos personajes que yo hice, otra con Jorge Alí que se llamó La Espina, eran seriados y eran proyectos muy buenos puesto que eran de 10 o 12 capítulos y ahí se trabajan profundamente los personajes.

Todo mi inicio en la televisión fue de la mano de Jorge Alí Triana, y desde ahí vincularme con la telenovela en la cual he creado muchos personajes queridos y muy gratificantes. En términos de posicionamiento actoral la televisión pues finalmente es eso a uno lo conoce mucha gente».

¿En su labor como docente que opina Alfonso Ortiz del precepto de que un actor debe ser mas niño que adulto para poder crear?

«Es un principio inamovible casi, porque el adulto que es actor y pierde el niño se le complica mucho la existencia, entonces eso es algo innato que deben traer los actores, ese espíritu absolutamente niño, inocente, desprevenido y espontáneo, lo que pasa es que el término de pronto confunde mucho y lo asociamos con nuestra cultura como alguien incapaz, sin saber que este ser, es creativo con mucho ingenio para crear su mundo y éste se hace a partir de los juegos, entonces ser actor hay que conservar el niño y eso en ningún momento remplaza una técnica o experiencia».

 
¿En los talleres que usted ha tomado en diferentes partes del mundo como New York, Roma, México entre otros, cuales adopta usted como actor y docente?

Yo pase por la escuela de Grotowski, la escuela Brechtiana y otra serie de escuelas con teóricos no muy difundidos como los otros que son más acreditados, debido a que un actor cuando comienza lo primero que conoce es a Stanislavski, Break no tanto, este me tocó a mí por el teatro que hacíamos en la Candelaria, la técnica Grotowski la conocí cuando comencé en el teatro la Mama porque estaba de moda, pero fue un método que aprendí y evidentemente hay muchos otros procedimientos y muchas otras escuelas que difunden otras técnicas».

Pero mí verdadera escuela fue lo que aprendí en La Mama que era Grotowski, lo que aprendí en La Candelaria que era mucho Break, yo no tuve mucha oportunidad de trabajar el método de Stanislavski, obviamente lo leí y me informe al respecto.

La otra formación que tuve, fue la posibilidad de viajar por muchos festivales del mundo y que ahora en Colombia tenemos el Iberoamericano, que es un reflejo de todos esos festivales, que muchos ya se acabaron, pero evidentemente vi mucho teatro y eso me daba la oportunidad de ir a charlas, seminarios y talleres que dictaban grandes maestros y tuve la oportunidad de estudiar con grandes expertos como Peter Brook, Dario Cook, Eugenio Barba entre otros.

En ese aprendizaje tan ecléctico evidentemente uno saca sus conclusiones y va haciendo su método, yo me baso mucho en Seamy y Diderot, estos resumen afirmaciones muy validas sobre la actuación y creo que mis experiencias propias y la formación que tuve en teatro son las que aplico con mis estudiantes».

¿En su experiencia de docente como hace que sus alumnos se conecten con el conocimiento que usted les difunde?

«Últimamente he estado trabajando el cómo descubrir al ser humano, lo que hay detrás de cada muchacho que viene a estudiar y he tratado de sacralizar la pedagogía teatral, pude ser un poco irresponsable de mí parte o muy atrevido, no me preocupa, me considero un hombre de teatro que ha visto mucho, que ha experimentado muchas cosas y que ha hecho grandes obras, yo no hecho otra cosa en mi vida desde esos 17 años que actuar, enseñar actuar o dirigir, hacer televisión o cine, mejor dicho hacer el oficio. No soy más que como mi padre, un artesano en el sentido de haber trabajado el oficio, no soy un gran teórico, ni soy un gran intelectual del asunto, tengo unas bases evidentemente.

Ya con el taller privado, me doy el derecho y la libertad de experimentar lo que yo quiero experimentar y ahora me interesa eso, que los alumnos tomen esto como un gran placer y que esto sea muy entredonista y sibarítico, que sea un placer, esto no lo hace uno si no por puro placer y esto no tiene que ser un sufrimiento y una serie de reglas ortodoxas un poco caducas ya dentro de la actuación, el que no goce con esto que no lo haga y más en este país donde las políticas culturales no favorecen absolutamente para nada, entonces somos unos héroes, más que esto somos unos guerreros, meternos en un oficio donde no hay industria, donde no hay políticas y no hay apoyo».

¿Qué personajes que ahora están en la televisión han salido formados de su escuela Caja de Herramientas?

«La lista es un poco larga, pero entre ellos están Flora Martínez, Angie Cepeda, Miguel Varoni, Marcela Mar, Cristina Umaña y Carolina Acevedo, son muchísimos; que por los menos han coronado el aspecto televisivo y comercial, pero son actores y actrices que lo han logrado, muchos otros no lo han logrado, otros están en el camino, otros han tenido menos figuración pero tienen una carrera importante, el balance es bueno, ya están ahí y lo agradecen y en ningún momento desconocen y eso también le ha dado nombre al taller».

¿Después de La Hija del Mariachi que otros proyectos vienen para Alfonso?

«Por el momento ninguno, ahora hay que esperar que pasa. El proyecto es seguir haciendo la escuela ese sí es perenne, pero las novelas a veces son como un baloto se lo gana uno o no se lo gana, pero espero que salga algo, pero proyecto en este instante nada, no tengo ninguno concreto, habrán, llegaran, no lo se».

¿Cómo se ve Alfonso Ortiz en 10 años?

«No le digo que muerto porque no podría hablar (risas), me veo enseñando, montando muchas obras de teatro con todos estos nuevos alumnos, mantener ese laboratorio, eso si me interesa muchísimo, en eso me veo».

¿Cuál es el consejo que le da usted a los nuevos actores que apenas comienzan en este arte y que sueña tener una carrera como la suya?

«El consejo es, que cuando tenga una decisión muy clara no la abandone por ningún lado y entregarse completamente, ser muy responsables, muy disciplinados, muy profesionales y estar en una continua búsqueda y un entrenamiento continuo, eso nunca se acaba, para así obtener resultados; abandonar toda esta pereza que a veces nos obstaculiza tanto, una vez que van entendiendo de que se trata pues uno encuentra las satisfacciones necesarias para poder hacerlo.

¿Qué libros recomienda Alfonso Ortiz para que un actor tenga más acercamiento con este arte?

Hay mucha literatura ahora nueva e interesante, les recomiendo leerse el libro La Danza de la Realidad de Alejandro Jodorowsky, que fue un gran teatrero, es una biografía de él. Además recomiendo leer mucha poesía, debido a que es muy formadora y visualmente ver mucha pintura, eso sí me lo dijo un gran maestro Portugués que yo tuve, puesto que eso le va a dar mucha formación espacial y visual. Además creo que muchas veces hay que ver otras cosas que nos son de la actuación, pero que ayudan a formarse.