La naturaleza tiene extrañas formas de reclamo. El abandono histórico al que se le sometió a Haití por la comunidad internacional hoy llama su atención con lo único peor que le podía suceder a un pueblo acostumbrado a sufrir.La naturaleza tiene extrañas formas de reclamo. El abandono histórico al que se le sometió a Haití por la comunidad internacional hoy llama su atención con lo único peor que le podía suceder a un pueblo acostumbrado a sufrir.
Haití nos necesita a todos hoy más que nunca, pero que no se nos olvide que nos necesitó siempre, no se trata solamente de cubrir en este momento con un velo de buena voluntad la catástrofe sucedida, se trata de tomar conciencia de que sin los fundamentos básicos, sin el perdón de las deudas, sin la participación de todos en aras de poner de pie a este país y quedarnos con ellos sin el abandono típico de cuando pasa la tormenta.
Por este medio hago un llamado a la comunidad internacional a ocuparse de Haití, y que sea esta catástrofe el punto de partida para generar bases sólidas que permitan hacer de este pueblo lo que no ha logrado nunca, que es tener la posibilidad de cubrir las necesidades básicas que se merece cualquier habitante de este planeta. Elevo una oración por el descanso eterno de los miles de Haitianos que murieron. Me solidarizo con ustedes en este momento y pido a la comunidad internacional y a los países poderosos que aunque su labor altruista de este momento es invaluable no termine con el entierro de los muertos y la entrega de víveres. Que continúe para convertir a este País en un lugar digno para sus hijos y para el mundo al que pertenece.
La tierra habló en nombre de los Haitianos, y fue tan fuerte su reclamo que arrasó con todo y se llevó con ella muchos de sus hijos, para golpear el corazón de los que olvidan que habemos más en el planeta.
Ricardo Arjona.
Redacción: Martha Gonzalez Prensa
Fotografias: Martha Gonzalez Prensa