Es el padre de Wilson Emilio, aunque no es exactamente un padre modelo. Está separado de la madre de su hijo y como no tenía donde vivir, llegó a quedarse (sin preguntar) a la casa de su hijo, es decir, a la portería. Antes de llegar ahí era dueño de un local de libros viejos, pero a raíz de que su negocio quebró, se ha visto obligado a vender libros y otros artículos puerta a puerta. Pero ante la poca acogida de su producto entre la gente, tiene que buscar alternativas continuamente. Mariano, frente a un presunto comprador, ofrece primero alguna obra cumbre de la literatura universal y, luego del rechazo, pasa exhibir todo tipo de mercancía. En su maletín van desde repuestos de ollas a presión hasta licuadoras. Mantiene su carácter original de estafador y ventajoso. No es generoso cuando de dar muestras de cariño a su hijo se trata. Su tendencia metro sexual lo lleva a lucir pintas que no pasan inadvertidas. Es un caradura y un mujeriego sin mucha suerte (porque es muy feo aunque él mismo se crea todo un galán), y siempre anda detrás de algún negocio de segunda categoría para conseguir algo de dinerito extra. Wilson Emilio, su hijo, lo echará varias veces de allí, pero siempre por una u otra causa lo volverá a acoger en la portería. Debido a su carácter despreocupado y egoísta, Mariano provoca muchos problemas entre los vecinos. Siempre está haciendo comentarios raros sobre todo lo que oye y ve. Es crítico por naturaleza y nunca se calla nada.

Tiene entre 45 y 50 años. Es maestro de escuela pública y en general nadie lo respeta, ni siquiera sus hijos. Su gran orgullo es el cargo que ocupa en el edificio, por eso continuamente corrige a quienes le otorgan el título de «administrador del edificio». Él y su mujer prefieren que lo llamen «presidente de la junta de copropietarios». De hecho fue y sigue siendo presidente durante más de diez años. Es un puesto que no tiene mayor importancia, pero para él es algo sagrado. Cada cuestión que se plantea en el edificio él lo toma como algo de vital importancia, creando juntas de vecinos una y otra vez (juntas que siempre organiza en su casa). Juan es básicamente pacífico. Siempre intenta solucionar los conflictos entre vecinos con grandes discursos que casi nunca tienen éxito. Es un hombre cobarde que vive bajo el dominio de su mujer Yaneth, que está enormemente orgullosa del papel de su esposo. Ella es LA PRESIDENTA (cree que su cargo es más importante que el de Primera Dama).Como presidente de la comunidad, Juan se ve metido en medio de muchísimos problemas.

Es la mujer de Juan. Tiene entre 43 y 45 años. Es una mujer arribista y manipuladora, su sueño es irse a vivir a una casa campestre en una urbanización cerrada. Yaneth es presumida y algo arrogante, más bien populachera y de estrato social algo más bajo que sus vecinos. Es la mujer de los gritos, la que cree que a su alrededor todos conspiran contra ella y todos quieren ocupar el puesto de Presidente de su esposo. Ella toma como el máximo logro de sus vidas el que su marido sea Presidente del edificio, y luchará porque nadie le quite ese puesto. Su esposo vive bajo su mando, en la casa y en las juntas que organizan con los vecinos del edificio, ella es quien da las órdenes, por eso se gana el odio de todos sus vecinos.

Hijo de Juan y Yaneth. Tiene entre 10 y 12 años. Es un niño genio y sólo piensa en irse a jugar con sus amigos a los videojuegos. Junior, como su hermana, es feliz siendo como es y ve en silencio (sobre todo porque está acostumbrado, igual que Sandra Juliet) cómo sus padres discuten con mucha frecuencia (más que discusiones, son cantaletas de su mamá hacia su papá). A pesar de la diferencia de edad, José Miguel se hace muy amigo de Francisco el de la tienda, de Wilson Emilio el portero y de Roberto (el inquilino del apartamento 401) y bromea con ellos, opina sobre mujeres y se divierte como uno más del grupo.

Tiene 30 años. Es clase media, medido en sus gastos y mantiene una buena relación de pareja con Carolina. Trabaja dibujando comics para una revista. Es guapo y conoció a Carolina en la universidad. No trabaja, él cumple el rol de ama de casa. Hace la compra, lava, limpia y prepara la comida para cuando llegue Carolina del trabajo. No es lo que más le gusta en la vida al buen Roberto, pero así tiene tiempo de dibujar sus caricaturas e historietas. Es de una clase social más baja que su novia, él era arquitecto, pero decidió dejar esa profesión para realizarse a sí mismo: se dejó el cabello largo, media barba, y se dedicó por completo a sus dibujos. A Carolina no le importa mantenerlo porque lo ve feliz de poder dedicarse a sus dibujos, aunque cuando discuten ella le recrimina a él por qué no se consigue un trabajo real como arquitecto. A pesar de estas diferencias, Roberto y Carolina se aman muchísimo, es un amor sincero y honesto.

Es la menos agraciada de las dos. No es fea, ni bonita. Es común y corriente. Tiene 27 años. No tiene buen cuerpo ni tampoco tiene a ningún hombre que se fije en ella. Tiene la desdicha de compartir apartamento con una mujer muy bonita a la que todos los hombres persiguen. Su humor es muy ácido y constantemente le gusta lanzar indirectas contra los demás, a pesar de eso, es una joven muy tierna, pero tiene un vacío afectivo muy fuerte. Le gustaría encontrar a un hombre que la haga feliz, pero siempre fracasa en el intento. Vive constantemente amargada y pesimista ante la vida. Para ella lo único verdaderamente importante es tener dinero para pagarle la renta a doña Magola

(De propiedad de Magola) Es una mujer muy bonita, pero a la vez frívola y muy superficial, es la típica modelo. Tiene más o menos la misma edad de su amiga. Es voluptuosa, Verónica tiene cuerpo de revista, y una corte de galanes esperando a que ella se digne fijarse en ellos. Su desinhibida conducta sexual despierta la ira de las señoras del edificio, quienes opinan que ella es un mal ejemplo para los más jóvenes. Su sueño dorado es ser modelo, profesional y actriz, y vivir en Hollywood. Contrario a su compañera, Verónica es una mujer muy alegre y segura de sí misma, donde quiera que vaya se roba todas las miradas de los hombres que se derriten con su presencia. Es cruel con su compañera, le alimenta constantemente la idea de que es fea para tenerla amilanada y ser ella quien gane protagonismo.

Es periodista y tiene entre 33 y 36 años. Es el más delicado de los dos, sin irse a extremos ni estereotipos. A veces le gana el temperamento emocional y tiene constantes explosiones de carácter. Tiene un ego muy elevado, es narciso, vive pendiente de su apariencia personal. Mauri acepta abiertamente su homosexualidad. Constantemente entra en contradicción con sus amigos gays que llevan su condición sexual de una manera muy discreta, pues para él las personas deben aceptarse como son. Escribe una columna para una revista del corazón en la sección de farándula. Es muy sensible y tiene constantes conflictos con Fer su pareja por el hecho de que no se atreve a salir del clóset.

Beatriz, más conocida como Bea, es una joven centrada y bella mujer. Veterinaria de profesión, muy dulce y pacífica, quien llegará a vivir al edificio «Salsipuedes». A su arribo, crecerán los rumores entre los inquilinos de quién será el hombre que se robará su corazón. Lo que ellos no saben, es que Bea entrará en la vida de Mauri para darle un giro radical. Su mayor anhelo es convertirse en mamá. Esta mujer tendrá que adaptarse a la convivencia con sus particulares inquilinos, quienes no perderán oportunidad para indagar sobre su pasado

Tiene entre 25 y 27 años. Estudia informática en el Instituto Politécnico Informático Bill Gates del centro de la ciudad y es el encargado de atender un Café Internet. Pacho es virgen, para nada galán y bastante inocente para su edad. Nunca ha tenido contacto con una mujer y debido a su timidez vive alejado de los demás, por esta razón dedica la mayor parte de su tiempo a prepararse intelectualmente. Detrás de su apariencia de nerd con gafas gruesas, pelo engominado y voz nasal, se esconde un joven atractivo que por temor a ser rechazado, decide refugiarse en el mundo de la informática.