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ENTREVISTAS

Alexander Solórzano

Un carismático actor venezolano con larga trayectoria en el teatro y con destacadas participaciones en el cine de su país. Su sencillez, el compromiso hacia su carrera y su notable valor espiritual lo hacen ser uno de esos actores que convierten su profesión en un auténtico sacerdocio, en una entrega total. En este encuentro, Alexander nos cuenta sobre sus inicios, y su participación en las películas «Zamora» y «Son de La Calle».

 
Dos producciones opuestas en cuánto a época y tipo de personajes, pero donde se puede apreciar la versatilidad de este actor que seguramente nos seguirá sorprendiendo gratamente con cada una de sus interpretaciones.

¿Cómo empieza en el medio de la Actuación?

Te tengo que hablar desde ciudad Bolívar (estado Bolívar en Venezuela). Cuando tenía 14 años hice mi primer taller de actuación, con el grupo de Teatro Regional Guayana, que en aquel entonces dirigía en ciudad Bolívar José Simón Escalona. Yo apenas era un chamo, un adolescente.

Luego, me voy a los 17 años a Caracas a estudiar actuación que era lo que quería hacer. Me gradué de bachiller a los 16 años y mi mamá no quería que estudiara eso. Ella decía que si estaba loco y en Caracas una ciudad tan peligrosa y yo menor de edad, ¿cómo iba a hacer? Lo mejor era que me quedara estudiando ingeniería, computación, para trabajar en la siderúrgica y esas cosas así raras.

Yo quería estudiar actuación, así que con un recorte de prensa que conseguí en Ciudad Bolívar me fui a cursar estudios en la Escuela de Artes Superiores Cesar Rengifo, en Caracas y como los destinos de Dios siempre son sabios, son perfectos, no llegué nunca a la Cesar Rengifo; estando en Caracas una señora me dio un recorte para presentar unas pruebas, unas audiciones en la Escuela Superior de Arte Escénico Juana Sujo. Allí inicié mis estudios académicos en teatro junto a profesores como Gilberto Pinto, Esteban Herrera, José Gabriel Núñez, gente de gran trayectoria en el cine, teatro y en la televisión venezolana.

Después entro al Programa de Formación de la Compañía Nacional de Teatro, en ese entonces presidida por el maestro Hugo Uribe, ahí estoy 3 años, concluyo mi programa de formación y lo bueno del programa es que los estudiantes teníamos la oportunidad como parte del proceso de aprendizaje, de formar parte de los montajes profesionales que tenía la Compañía Nacional. Así tuve la posibilidad de trabajar con Mariano Álvarez (actor ya fallecido), Gledis Ibarra, después estuve en El Lisistrata que dirigía Orlando Arocha con Amado Zambrano y en un sin número de piezas, eso me fue nutriendo a nivel actoral, el compartir escenarios y trabajar en escenas con gente de gran trayectoria. A partir de ahí, prácticamente teatro, teatro, teatro y no he parado de hacer teatro gracias a Dios.

En cine incursiono con un papel de extra, era un chamo, tendría como 22, 20 años, un papel de extra en «Volvamos a la luna», después llegó la oportunidad del «Caracazo» con Román Chalbauld había tenido un personaje importante. Siguió Elipsis de Eduardo Ariel donde tuve un rol de figurante, pero me encantó la experiencia y llega lo de Exequiel Zamora de la Villa del Cine que es un personaje importante en mi carrera, no solamente porque es el personaje principal «Zamora» el que interpreto, sino por la calidad de la producción, por la importancia del proyecto porque es la gran segunda súper producción histórica de la Villa del Cine, una vez que ellos hacen «Miranda Regresa». «Zamora» es una producción épica, yo creo que es una de las primeras producciones que se realiza en nuestro país, que representa, muestra las batallas, hace una aproximación a hacer esos montajes, pensándolo como en el gran cine foráneo. Con esa calidad, esa producción, donde hay efectos digitales, 3D.

Concluyo Zamora y caigo a «Son de la calle», una ópera prima de Julio Cesar Bolívar, un gran director joven, que viene a refrescar la visión, la estética cinematográfica. «Son de la Calle» es un musical, yo le diría, un musical no porque hayan muchos temas musicales en la película, musical en sentido de la armonía, el sonido que podemos ver a través de las imágenes, el colorido. Además, participan allí muchas figuras del medio musical como: Chino y Nacho, Requesón , La Corte, Franco, el Miguel de los Cadillacs, y es un trabajo bien bonito donde la música y la actuación se compaginan, y donde todos estamos a nivel, ninguno desentona con el otro, no por el hecho de que los cantantes no sean actores, no desencajan en su papel. Todos estamos bien dirigidos, una película hermosa que yo se las recomiendo que la vayan a ver, y esta semana arranco mi participación en la película de Román Chalbaud, que se llama «Ley de Poder» en la cual tengo un papel especial, interpreto a Leonardo Ruiz Pineda.

 
Alexander Solórzano
 
¿Cuéntanos sobre esa preparación para interpretar a Zamora?

El cine es como una tesis porque tiene toda la estructura, la preparación; como cuando uno hace una tesis de grado. Hay una fase documental donde uno estudia los antecedentes, se va a los libros, investiga que han escritos los otros sobre la propuesta de trabajo que tu vas a plantear, hay un desarrollo, una conclusión, y está la valoración de un jurado, que es el público. ¡Imagínate es un gran trabajo!

Con Zamora fue mi primera responsabilidad protagónica y eso se traduce en una carga inmensa que la gente no tiene idea. Se siente una gran responsabilidad, una tensión sobre la espalda. Tú sientes que la gente está atenta, está pendiente de tu trabajo, está esperando mucho de ti. No es lo mismo que uno tenga un rol secundario a que tengas casi toda la participación. De modo que era un poco tensa la situación, para mí fue angustiante, fue emocionante pero al mismo tiempo angustiante.

Fueron 3 meses y medio de pre-producción en el que estuve. La película contó más que todo con pre-producción, pero yo me incluí al proyecto 3 meses antes del rodaje. En esa parte tuve que rebajar, bajé 12 kilos, someterme a pruebas de cambio para la caracterización, tintes de cabello, a las patillas, al vestuario, pruebas de maquillaje, entrenamientos a caballo; yo jamás me había montado en un caballo, toda esas cosas que representa una producción de época y que uno tiene que estar a tono con ello. Para eso había una cantidad enorme de recursos humanos que estaba pendiente de que todas esas cosas estuvieran ahí al momento de decir acción, al activar el carretaje. El proceso de rodaje duró 4 meses y medio, lo normal en una película es que dure 7 semanas de rodaje cuando mucho 2 meses, pero con Zamora fueron 4 meses y medio, porque aparte de una película grabamos una mini serie de 5 capítulos, entonces se hizo al mismo tiempo, mini serie y película.

Usted tuvo la posibilidad de interpretar un personaje de corte histórico, ¿qué técnicas sugiere a un actor que tenga que enfrentar un reto como ése?

Eso que te decía de la tesis, la fase documental es importantísimo porque tienes que estudiar el contexto, la época. Hay una manera distinta de hablar, de moverse, las palabras son otras, tú no puedes utilizar tanto un localismo moderno, nada de vale, nada de o sea, hay que estar muy pendiente y sobre todo no solamente leer, sino también ver muchas películas. Yo vi películas para más o menos copiar cosas, vi Zapata de Elia Kasan una producción si no mal recuerdo de los 70, la protagonizo Marlon Brandon, Emiliano Zapata con Antoni queen, vi Espartacus con Kirk Douglas, donde Kirk Douglas era un galán en aquel entonces, creo que también era una película de los 50 ó 60, vi «Miranda regresa» de la Villa del Cine que dirigió Luis Alberto Lamata. Tenía muchas cosas para copiar, para ver, como se movían los personajes, los actores, para construir, uno cuando está construyendo apela a todo lo que tenga a la mano.

Recuerdo que en las clases de teatro, nos decían que no era lo mismo una Caracas en la época de José Gregorio Hernández a la actual, y se decía que los abuelos eran en esa época más erguidos, más rectos y decían una serie de teorías y cantidad de argumentos, para uno ver aquella postura. Por ejemplo una mujer de la época, estaba derechita todo el tiempo, ahí se ve todo lo que usaba debajo de un vestido, entonces aquella rectitud no era tan normal era una postura obligada, los carros de la época eran duros no tenían cojines, eran tablas.

Háblenos sobre esas diferencias que halló entre la interpretación del personaje histórico en contraste con la del personaje actual

Si, estoy en Zamora que es una producción de época y en Son de la Calle que es una producción actual, y es totalmente distinto. Son de la calle habla sobre el movimiento tipo urbano, sobre el reggaetón, los grafiteros, hip hop, barrios, música, salsa y hay mucha diferencia aunque la gente puede pensar que es mucho más relajado hacer un personaje a otro. Insisto, cada persona es otra tesis, en «Son de la Calle», mi personaje era un animador de los regguetoneros, un personaje que tenía una emisora de radio y promovía las batallas de gallos, tenía que estar a tono con ellos. El director me dijo, oye me preocupa porque te falta el flow, entonces vi por internet cuanto video había, de concierto de ellos, pelea de gallos como lo llaman. En el set todo el día mientras ellos esperaban para rodar, estaba con los muchachos, con los cantantes, con los grupos: Chino y Nacho, Requesón, Cuarto Poder, Los Cadilacs; aprendiendo los saludos, que significaban los códigos, y me decían, no vale esto significa el flow, es decir el fluir y esas fueron ambas realidades la histórica y la contemporánea.

¿Cómo ve las oportunidades que se le están dando a los nuevos talentos?

Una cosa importante está pasando en el cine venezolano, aparte de toda esta reoxigenación que se está dando, con este realineamiento en el cine venezolano; hay dos cosas que yo resaltó muy importantes, una la nueva camada no solamente de actores sino de directores, realizadores, nuevos guionistas. Hay directores de vieja data como: César Bolívar, Luis Alberto Lamata, Román Chalbauld, lo estamos viendo en esta nueva etapa con nuevos talentos, con Julio César Bolívar es el hijo de César Bolívar el director de Son de la Calle. A nivel actoral de hecho soy un ejemplo de ello después de tanto tiempo haciendo teatro se me da la oportunidad, de trabajar en una película tan importante como Zamora, el mismo Rafael Gil está con «Libertador Morales el Justiciero», compañeros con los que estudié y trabajé en la Compañía Nacional de Teatro, Carolina Riveros que también viene de teatro, es maravilloso porque estamos viendo el presente, en una generación de relevo, quienes pasan a ser las grandes figuras del mañana, estamos viendo como salen muchachos jóvenes talentos nuevos haciendo casting, no sólo casting actores sino también casting de directores. Hay concurso de guiones, la gente puede llevar guiones, para la Villa del Cine está con las puertas abiertas para recibir los guionistas que están empezando y allá te ayudan a hacerle modificaciones al guión y te ponen un preparador al lado, para que te enseñen las reglas básicas y la elaboración de un guion.

 
Tú sabes que es ver aquí en el Festival de Cine de Mérida, 14 películas venezolanas, oye eso es maravilloso. Teníamos tiempo que nosotros no disfrutábamos en años, no veíamos ninguna producción venezolana en las carteleras, y ahora saber que se estrenan en un año ocho películas. Este es un mensaje muy importante, el cine depende no sólo de los realizadores, de la empresa privada, depende de nosotros mismos, del público. El público tiene que ir a las salas a apoyar nuestras producciones, tienen que ir así como cuando Harry Potter se va a estrenar, no se ha estrenado y ya las taquillas están agotadas, así tiene que ser nuestro cine, tenemos que estar allí, se le está dando fuerza pero le falta fuerza todavía.

¿En algún momento ha tenido que superar alguna limitación personal para interpretar determinado personaje?

Una vez me llamaron para televisión, y me dijeron que si sabía manejar, y yo le dije que sí, me preguntaron: ¿Seguro? Yo dije que sí claro seguro. Al rato llamé a mi novia, y le dije, mira tienes que enseñarme a manejar en el carro de tu mamá (risas). Claro no soy tan extremo, pero si me preguntan que si sé lanzarme en paracaídas, me lanzo en paracaídas que eso ya es mucho más arriesgado, por lo menos en Zamora jamás me había montado en un caballo. Yo creo que a veces uno se pone más limitaciones mentales que físicas.
Habían personas que no me daban la oportunidad ni siquiera para hacer un casting, es mi realidad, la realidad de muchos y eso es injusto, eso pasa en la vida normal. Es como cuando una mujer va a buscar trabajo y le dicen que no por qué es mujer y lo único que hay es trabajos rudos, y todos los trabajos son para hombres, y mil veces te van a cerrar las puertas y tienes que tocarlas. Había gente que no me quería dar la oportunidad de hacer el personaje de Zamora, y cuando terminó la película, la gente se convenció que era un talento escondido. Soy un tipo muy cristiano, Dios es mi ayuda, mi amparo, él es quien no me ha dejado caer, Dios es mi gran apoyo después de mi madre.

¿Qué libros recomienda a quienes se están preparando?

El libro de los proverbios (risas). Es el libro de la sabiduría para los jóvenes, ahí está todo. El actor es un mar de conocimientos con un dedo de profundidad, hay que leer de todo. Yo leo de todo así como escucho todo tipo de música, lean mucho teatro, leer a Shakespeare, Moliere, Aquiles Nazoa, Cabrujas, Chocrón, Chalbauld.

¿Un significado simbólico de la palabra actor?

No puedo decir una sola palabra (risas). Voy a decir varias, sacerdocio, entrega, servicio, sacrificio, búsqueda, adoctrinamiento, escudriñamiento.

¿Qué le puede decir a esos padres que ven la actuación como una carrera no seria, y de poca reputación, o inalcanzable?

Que están absolutamente equivocados. En mi caso, ya me estaban planificando la vida desde que estaba en bachillerato, y me decían, ¿Quieres estudiar letras? ¿Arte? Eso no da. Una sociedad se construye a base de cultura, la cultura es lo que nos mantiene vivos, se pueden hacer industrias con el arte, hay mucha gente que vive de su arte, un ejemplo Mimí Lasso, Luis Fernández, que se han dedicado a la parte de producción.

Dejen que los hijos hagan su camino, que rico que un hijo a los 16 años ya sepa lo que quiere hacer. Yo a los 13 años ya sabía lo que quería»¦ ser actor, y ser comunicador social y lo soy; también soy Licenciado en Comunicación Social. Los hijos hay momentos en que se tienen que rebelar, por lo menos un poco, para hacerles saber a sus padres, que lo que quieren hacer es serio, para que no desvirtúen mas la idea que tienen los demás que el teatro es una porquería. Un profesor de teatro un día nos dijo: «Aquí el que venga, a decir que sus papas le dijeron, que aquí venimos a ser maricos, venimos a ser putas, díganle a su papas que están equivocados, aquí los maricos y las putas llegan hechos».

¿Qué consejo les da a los jóvenes que están luchando para estar dentro del medio como es el teatro, el cine y la televisión?

Cuando uno de chamo entra a estudiar piensa es en fama y fortuna, eso no lo cuestiono (risas). Uno queda deslumbrado cuando esta dentro del medio, pero les aconsejo que hagan teatro, el panorama cambia cuando uno se confronta con los libros, con el aprendizaje, con la experiencia. Cuando hay vocación de por medio el propósito de hacer fama pasa a un tercer plano.

A mí me piden bajar de peso, bajo peso, raparme el pelo, me rapo el pelo, pintármelo, me lo pinto, porque es mi trabajo. Hay actores que no lo hacen, por el que dirán, y bueno mi consejo es preparación, seriedad, amor por lo que haces, y constancia.