La noche del 24 de febrero presenciamos la firma que por ocho décadas consolidó la estatuilla…
La noche del 24 de febrero presenciamos la firma que por ocho décadas consolidó la estatuilla bautizada como «Oscar» por su parecido con el tío de una secretaria de la Academia.
El más seductor show de Hollywood solidificó el mito «Cuando la fantasía es mejor que la verdad, se publica la fantasía».
Marzo 2008.- El certamen se transformó en La tentadora sorpresa que provoca la tan deseada estatuilla dorada representada en un intrigante hombre desnudo sosteniendo una espada que aguarda de pie sobre un rollo de película con cinco talentosas radios.
El enigmático talento de estas radios, plasman el arduo pensar y creación de la envolvente pasión por el séptimo arte; actores, guionistas, directores, productores y técnicos.
La incesante historia del Oscar, envuelve a toda la creación del cine, pues fue capaz de transitar en medio de un rumiar paradisíaco que se va estructurando en la medida en que las cinco radios de unen, aquella radios que se transforman, fluyen, se juntan y deshacen»¦ es puro movimiento»¦
Los osados fundadores de la Academia de las Artes y las Ciencias Cinematográficas fueron 36 personas, entre ellas, seis directores, once productores, siete actores, seis guionistas, el dueño del Teatro Chino, otros técnicos y el escenógrafo Cedric Gibbons (1893-1960).
En mayo de 1927 los inquietos creadores decidieron establecer la entrega de premios anuales simbolizada en una pequeña estatua del escultor George Stanley. El tentador nacimiento del Oscar de bronce bañado en oro, 34 centímetros de altura y tres kilos 62 gramos de peso.
1927 fue el año de «El cantor de jazz» y del inicio del cine sonoro; Charles Lindbergh voló de Nueva York a París, en una proeza que sería película en «El águila solitaria» (1957), de Billy Wilder; y en octubre de 1927 nacía George C. Scott, una de las tres personas que ganaron el premio de la Academia y lo rechazaron. Scott ganó por «Patton» (1970), y lo rechazó porque no creía en la competencia y tampoco en el show.
Los otros dos que dijeron no al galardón, por otros motivos, fueron el guionista Dudley Nichols y Marlon Brando.
El resto ha creído en el premio y los más creyentes fueron los 250 miembros de la Academia, que en mayo de 1929 asistieron a la cena del Hotel Roosevelt, donde se entregaron los primeros doce galardones, además de dos especiales y se instituyó la distinción al sonido, para ir con los tiempos.
Lo más vil que le podía ocurrir a la prensa de aquellos años fue conocer con anterioridad los ganadores de la ceremonia»¦ no era noticia para nadie y no fue transmitido.
Al año siguiente se produjo cierto progreso los ganadores se conocían desde febrero, pero al menos hubo radio, aunque la ceremonia fue corta porque se redujo a siete premios y un conocido Cedric Gibbons, ganaba una estatuilla por Dirección de Arte. No sería la única.