En una íntegra vida literaria de 60 años, Mario se queda en la tinta, en el papel y mejor aún en nuestras reflexiones, en nuestra memoria.
Benedetti fue como una máquina de coser historias. Siempre vigoroso, lucido, inteligente y radiante. Esa máquina aceitada que a pesar de haber sido desenchufada de la energía de la vida, aun sigue en la inercia del recuerdo funcionando con unas puntadas infinitas y cada vez más sofocantes.
La semblanza no acaba. Larga vida al legado del maestro Mario Benedetti.