Cada 28 de enero, Venezuela celebra el Día Nacional del Cine, una fecha que rinde homenaje al nacimiento de la cinematografía nacional y al impacto cultural que este arte ha tenido en el país. Este día conmemora un hecho histórico: la primera proyección pública de cine en Venezuela, realizada el 28 de enero de 1897.
La proyección inaugural se llevó a cabo en el Teatro Baralt de Maracaibo, donde se exhibieron dos cortometrajes: Muchachos bañándose en la laguna de Maracaibo y Un célebre especialista sacando muelas en el Gran Hotel Europa. Estas películas, creadas por el fotógrafo Manuel Trujillo Durán, marcaron el inicio de la producción cinematográfica en el país y posicionaron a Venezuela como uno de los primeros países latinoamericanos en experimentar con este medio artístico.
Desde sus inicios, el cine en Venezuela ha sido una herramienta fundamental para contar historias que reflejan la diversidad, las luchas y la riqueza cultural de su pueblo. Siendo los años setenta la llamada “época dorada del cine venezolano”, películas como El Pez que Fuma (Román Chalbaud) y Cuando quiero llorar no lloro (Mauricio Walerstein) fueron las más destacadas de este período.
A lo largo de las décadas, directores, guionistas y actores han llevado las historias venezolanas más allá de sus fronteras, ganando reconocimiento en festivales internacionales. Tal es el caso de Azul y no tan Rosa (Miguel Ferrari) que se llevó el Premio Goya a la Mejor Película Iberoamericana en el año 2012, y La Sombra del Sol (Miguel Ángel Ferrer) que recibió el premio especial del jurado en el 16° Festival Anual del Cine Latino en Seattle.
Estas películas son ejemplos de cómo el cine nacional ha abordado temas sociales, políticos y humanos, generando reflexiones profundas y dejando un impacto duradero en su audiencia.
El 28 de enero no solo es un día para recordar los orígenes del cine nacional, sino también para celebrar el talento, la creatividad y la resiliencia de quienes trabajan para mantener viva esta forma de arte en Venezuela. Es un recordatorio del poder del cine para unir, emocionar y transformar.
Por: Oriana Salas