A veces, el maquillaje social excede los límites de lo posible, y nos oculta la tristeza que las personas llevan por dentro, a tal extremo que una mujer como Lina, quien en apariencia tenia todo cuanto podía y más para ser tan joven, tomara una decisión tan radical y definitiva como la que dio fin a su vida.
Los medios lo han dicho todo en cuanto a Lina Marulanda, no obstante, quiero compartir con ustedes lo que me quedó grabado de ella. Aunque siempre la vi como un espectador, de esos que sentía admiración hacia una mujer hermosa y talentosa, quien presumía silenciosamente de una cara y unos rasgos únicos tales como sus cejas, nariz y boca, atributos que la hacían diferente y única en su estilo, ya que las modelos más destacadas en ese entonces eran damas muy curvilíneas y con labios carnosos. De esa época me quedó un autógrafo de ella, obsequio que le regaló a mi página web que como tema principal, tenía a las mujeres mas bellas de Colombia.
Convertida en presentadora, ya podían verse rasgos de su personalidad, su voz profunda y su talento rápidamente borró en mis adentros la imagen estática de la modelo, para respetarla como una periodista profesional y seria, tal y como se dejaba ver: una mujer centrada, elegante y carismática, que bueno para toda su gente que pudieron descubrir mil rasgos mas y haberla podido amar con cualidades y defectos.
Luego lo que nunca me imagine escuchar tan rápido, fue cuando me sorprendió tanto la noticia de su muerte. El ser humano tiende a etiquetar a las personas, y por ello uno espera cierto tipo de comportamientos de ciertas personas conforme a su evolución. Sin embargo, con ella lo sucedido no parecía ser parte de sus maneras, aunque, analizándolo a profundidad, ella era una mujer radical y de decisiones firmes, quizás por ese temple y esa severidad de alguna manera decidió cuando seria ese momento.
Como quiera que haya sido, lo que se ve al final de todo es lo mas obvio, Lina Marulanda era simplemente una mujer de carne y hueso, como todos los artistas en el mundo, no esa diosa idealizada de las fotografías, sino que, al igual que cualquier vecino, era una persona con problemas típicos que, en su caso, se tornaron insoportables, Lina Marulanda sufría una grave enfermedad que era la depresión, y que al contrario de lo que la mayoría piensa, no se mejora con con unas palmaditas en la espalda. A veces la depresión es «leve» y controlable, pero en otras ocasiones simplemente termina con un triste final.
Creo que lo importante aquí seria la enseñanza que uno puede aprender de esta experiencia, y hacer conciencia QUE NO ESTA MAL PEDIR AYUDA. Así sea muy grande ese sentimiento de desesperanza y soledad que invade el cuerpo, no hay orgullo ni tristeza que valga, pedir ayuda es vital. Siempre habrá alguien dispuesto a darnos la mano, que nos recuerde que las malas épocas en algún momento pasaran. Si es ese tu caso, pide ayuda.
Hoy en día, gracias al poder de las telecomunicaciones, existen líneas de apoyo anónimas. Igualmente, es posible contactar a personas similares en páginas especializadas en Internet. También está tu familia, quien podrá entenderte más que nadie. Recuerda que en este mundo hay muchísimas personas, unas cuantas dispuestas a ayudar. Además de ello, existen muchísimas razones por las cuales vale la pena pedir ayuda, que quizás no te has detenido a mirar, tales como un nuevo amanecer después de una fría obscuridad. Solo inténtalo. Mañana amanecerá.
LINA MARULANDA TE EXTRAÑAREMOS ETERNAMENTE GRACIAS POR TODAS LAS COSAS BONITAS QUE NOS BRINDASTE A LOS COLOMBIANOS DESCANSA EN PAZ.
Para información sobre la depresión puedes comunicarte con hospitales o policía de tu ciudad para información local.
Fotografias: Prensa Canal Caracol – MamacitasColombianas.Net